miércoles, 31 de diciembre de 2008

DESEOS DE FIN DE AÑO



  • Que un clase media sienta curiosidad por leer una historia como la de la ilustración.

  • Que un clase media lea hasta el final y detenidamente una historia como la de la ilustración.

  • Que un clase media encuentre graciosa una historia como la de la ilustración.

  • Que un clase media experimente el querer descubrir los vericuetos de las viñetas, los pormenores de la coloración, los detalles de los trazos, la tecnología rudimentaria de la imprenta.

  • Que un clase media despliegue esfuerzos para advertir las diferentes perspectivas empleadas en cada una de las seis viñetas que anteceden (o en otras de igual tenor), y que ello le reporte placer al entender esa percepción como la consumación de un hecho artístico.

  • Que un clase media estimule su imaginación en la contemplación de manifestaciones del tipo de las que aquí se muestra, conjeturando qué elementos compondrían el mundo de la derecha, la izquierda, el arriba o el debajo en cada una de las ilustraciones, inclusive inclinando la página para intentar observar la profundidad de lo que sólo se recrea en dos dimensiones.

  • Que un clase media estime que el tiempo empleado en la realización de todas las actividades propuestas en los puntos anteriores es valiosísimo, y que ese tiempo le ha reportado una devolución favorable a su proyecto de edificación como persona.

  • Que un clase media asuma la respuesta creativa de aportar originalmente la real riqueza de su espíritu, de modo similar al que se expone en estas seis viñetas, o de cualquiera otra forma que importe una contribución novedosa a la historia de las manifestaciones humanas.


          El acaecimiento de todas estas maravillas no es lógicamente imposible, pero sí resulta tan probable como la paz y prosperidad de clisé. El vacío de su formulación es el mismo que representa la frase te deseo lo mejor, resumen de la simplificación lingüística y reflejo de la palmaria indiferencia que este estamento cultiva, sea por el lenguaje mismo, sea por su prójimo.

domingo, 28 de diciembre de 2008

DE CÓMO ME VI ENVUELTO EN LO QUE NO PUDIERA DESENVOLVERME, Y DE LOS FILOS DE LA VENTURA EN DESATAR LO QUE ANUDADO SE HALLABA

          Poco después de la providencial huida de los abisinios, recebí la gravosa noticia del forzado alojamiento de mi primo el Montefiore, enviado a mazmorras por exigir de un favorito las medias setenas de cierto libramiento documentado que para solventar licencias de imposible revelación habíanse acordado. Más que el pesar por las galeras de la usura y la perfidia, que afectaban sin quererlo la honra y virtud de toda la estirpe, interesaba mi espíritu la alegría de las dispensas que aquella inesperada prisión sinificaba para mi esmirriada hacienda

          Pasábanseme entonces los días con tanta soltura y gozo, que ni aun el pronto arribo de mi amo el notario de su embajada en Portugal, con la consiguiente alvertencia de absencia del su libro prohibido, vendría a alterar la liviandad de mi ánimo, y por seguro tenía que nada en el mundo vendría a anudar con entresijos y ocultaciones lo que tan natural y despreocupado habíaseme tornado el folgar y trascurrir. Esento así de escrúpulos y espectros de amonestación, y amancebado como estaba con las muy cercanas pertenencias de mi señor, que ya creía mías luego de las semanas de soledad y recogimiento en el despacho de quien, a falta de misivas y billetes, veíase lejano y para siempre oculto, violé sin más los siete cerrojos del gabinete en que se hallaba captivo el jerejillo de mi amo, y a punto estaba ya por rellenar uno de los cuencos que a la sazón había dispuesto sobre el tablero de firmas, cuando vime sorprendido por la llegada de don Antonio, quien, preso de los dolores que sus irrenunciables almorranas le ocasionaban, assí recebió mi impertinencia:

          -Venga, hijo, que ni que hubieras predicho mi llegada. Anda, lleva a venturoso puerto tu incursión y échame todo el jerez desa redoma en aqueste cuenco, que, maguer las prescriciones de los más encumbrados maestros desta villa no hay para mí mejor bálsamo para el infierno que en vida me ha deparado la providencia que el dorado resplandor deste exquisito brebaje, que tengo por milagroso y sagrado.

          -Así también lo tengo yo –dije, desimulando mi verdadera intención, y vertiendo el ajeno vino dentro de la carcaza –y voto a tal si no necesitara también algunas gotas desta santificada miel para celebrar la llegada de mi señor, por no decir algún cuenquillo, si es que no quedara tan poco en la redoma.

          -Eso no es problema –respondió de buen grado el notario –tanto, que en cierto pasadizo de las galerías que sostienen este bufete tengo yo repuesto suficiente para que holguemos ambos luego de mi esforzada travesía. Mas empero, porque no develes el secreto de su arcano reposo, haré yo mismo la embajada luego de trasegarme este bendito cuenco.

          Tomó el notario con más premura que cata el jerez y, regoldando de placer, encaminóse hacia las ocultas bodegas dando pasos como de simio o de ciertas aves nórdicas, a tanto llegaba el desarrollo de su almorranada dolencia. Quedéme otra vez solo en el recinto escritural, cuya majestad se imponía por sobre cualesquiera fiestas de libación, y habríame a los pocos minutos ya rendido al sueño de la espera, cuando una dulce moaxaca dejóse entrar del alféizar a los lienzos de las banderolas, captivando mi atención según era el interés la historia que allí se cantaba:



Menuda cinta aculada
lleva en la brida tu haca
la mesma q’aquella noche
robastes de la mi almohada
non fuyades.

Por estar mal maridada
e mi señor en campaña
vos entregué la redoma
de mi alcandara sagrada
non fuyades.

E luego de nueve lunas
en una torre encerrada
aquesta fija te diera
aquesta de trenzas gualdas
non fuyades.

Entreguéla a la Misión
para poder resguardalla
de los lazos del Amor
pero ahora está en tu haca
non fuyades.

Catorce veranos ha
ca vos fuistes de mi cama
e prometistes volver
con la mi cinta aculada
non fuyades.

Mentistes aquella vez
como no miento yo agora
piensas que encontraste a Amor
pero Amor cobró su ronda
non fuyades.

¿No veis en estos sus ojos
los ojos de quien te llora?
¿Y en el lazo de sus trenzas,
la cinta azul de mi alcoba?
non fuyades.

¿No veis su risa de miedo
igual que catorce años
cuando dexé que dentraras
sin señor y sin criados?
non fuyades.

¿Y las manos que te abracan
igual que yo te he abracado?
Amor habla por sus gestos
como esa noche en palacio
non fuyades.

E si aun no crees nada
mira en su pecho de nácar
tu nombre y el mío escritos
al dorso de la medalla
non fuyades.

Al convento de Alcalá
fuistes a buscar amada.
Por una mala priora
nuestra fija está en tu haca
non fuyades.

Non fuyades, como el necio
que fuye de la verdad.
Así murió mi marido,
también así morirás
non fuyades.

Y tú, niña, ya no llores,
que lágrimas sólo son
monedas con que se paga
lo que no paga el Amor
non fuyades.

Baja de esa haca, niña,
e ven que te haré bordar
un prendedor que te pongas
cuando quieras maridar
non fuyades.

Tú vete agora, e no tomes
la cinta azul de mi ajuar
que se la lleve tu haca
tú no tienes qué llevar
non fuyades.

E si otra noche de guardas
te entregas a la passion
acordando ca eres hombre
responde a tu condicion
e non fuyades.



          Eran tantos los sollozos y lamentos que de mi estrujado corazón se escapaban por el pesar y donaire de la cantiga, que resolví corresponder a la desgracia de la que, más dueña que doncella, así plañía; y de uno de los cajones tomé hasta seis o ocho doblas para arrojárselas a la desventurada, quien, lejos de agradecer mi liberalidad, de improviso tomóme de la saya pasando su fornido brazo por entre las hojas de la ventana y, con repentina voz de infiel, espetóme:

          -Anda, el practicante, que sé que tu amo guarda más que estas menudencias, y así como luego luego te las essijo, así tan pronto te haré deshonrado si al fin no las entregases según lo que te ordeno y mando.

          En tanto estas almoniciones gritaba la zafia, recorría su navajilla de capeo las zonas más preciadas de mi robusta anatomía, y de aquello colegí sin ninguna cortapisa que mis cojones serían el San Martín de su indebida demanda, de no acceder yo al ojeto de su pretensión. Asaz melancólico por el tenor de la hestoria canturreada, aunque malhumorado por su estraordinario colofón y consecuencia, resolví aína honrar el presuroso pedido, que más lo era por mi próxima sangría que por las urgencias de la desposeída dueña.

          Mas fue también providencia que, en tanto la malpagada desimulaba la espera de acuerdo con cierto moreno que, caballero de un rocín gitano, aguardaba el momento de la entrega para huir a tierras de gentiles, apareciese mi amo el notario, estenuado por las idas y venidas dentre las soterradas escaleras y por el dolor de las almorranas, que parescía haberse multiplicado junto con el su tamaño y cantidad, tanto era el ostáculo del colegiado para caminar, pues no bastaba la cautela de sus estremidades porque no viniesse el dolor donde no se lo esperase, ni la fuerza de sus uñas para rasguñar y despedazar las paredes del despacho, así de estraviada se hallaba su compostura y equelibrio.

          -No te preocupes, hijo –exclamó, preso de las punzadas y anunciado de las faciones de mi terror, que lo era por muy otros motivos- todo esfuerzo es poco para solventar esta alquimia, tanto, que el sambenito que me han deparado mis más resguardadas partes poco aun ha de servir para dar en pago por tan efímera y dulce fortuna.

          -Así también lo asumo yo por cierto, y de seguro tengo para mí que al buen pagador no le duelen prendas ni doblas de menos –repetí y sentencié mientras la dueña atravesaba corriendo la calle de la notaría, haciendo un gesto moro que entendí de resolución y venganza, antes de saltar sobre el descastado palafrén y desandar con holgura el mal camino que hasta aquí la había conducido-.

          -Vamos, que no entiendo lo que dices, pero me urge un baño de malvas y media redoma, que la otra media es tuya por los trabajos de la friega que en desesperación y martirio te encomiendo, además de las seis o ocho doblas que un cajón de mi escritorio hallarás para ti dispuestas.

          -Que me place, don Antonio –dije inclinando la cerviz y paladeando de antemano el ajerezado reconocimiento, que no las doblas, que ya las había perdido con la falsa malmaridada, aunque desto, por lo que se contó, nada podía decir a mi señor.

          -Así, hijo, así –congraciaba el notario mis repasadas humedecidas de bálsamo por donde la humanidad se le descalabraba, a tiempo que se echaba pequeños sorbos de jereje dentro de la cavernosa boca, entrecerrando los ojos, como había visto en mis años gallardos en ciertos folletines prohibidos que entre los mozuelos de peor vivir circulaban; mas era tal mi alivio y congratulación por la suerte de no haber sido capado, por el desestimiento de la dueña y la legal suerte de las doblas, que el decúbito de don Antonio y el converso gozo de donde dolor había poco me importaban; y habría acabado con toda perfección mi tarea si una copla de una mi abuela gaditana no se hubiesse enseñoreado repentinamente de mi cincuentada memoria, que con la emoción del recuerdo he oído decir que se tensan los músculos y tiemblan, y así temblé de tal manera que la venturosa friega se transformó para mi amo en tormento y el tormento en desmayo, el desmayo en recompensa y la recompensa en salvamento de mi condena y el trasegar de la redoma entera, que entre nieblas de Dionisio parecíame dictar la anunciada estancia como si mi abuela mesma, que no el licorado embotamiento, fuesse de cuerpo entero y presencia:


                                        Non vos apïadases de antemano
                                        ni gratis data del dolor ajeno
                                        pues mejor que pagar lo que non vemos
                                        pagarse es de contado y propia mano.



Que es la enseñanza desta ya contada historia.

Vale

martes, 23 de diciembre de 2008

LÁSTIMA QUE NO LO PUEDA COMPARTIR



          Uno de los mejores sketches de Carlos Balá (gracias a Dios, más Balá que Carlos), era el del niño que hacía bromas por teléfono. Por ejemplo, llamaba a una verdulería y preguntaba: “Señor, ¿tiene lechuga fresca?... ¡Entonces abríguela, porque se le va a resfriar!” Entonces cortaba y se reía así: “Sasása sasasasása sasása”.

          Entre las risas, se lamentaba de un modo genial: “Lástima que no lo pueda compartir”. Para el personaje, la broma ingenua e impune configuraba una situación ideal, excepto por el detalle de que no había con quién reírse.

          Esa invitación a la alegría antes que a la di-versión es el fogón y el resumen de todas mis esperanzas. Es cierto que no hay nada intrínsecamente malo en reírse solo, pero la historia, las costumbres, han dotado con cierta razón a este esplendor privado de alguna brisa de cuestionamiento ético (el que se ríe solo, de sus travesuras se acuerda). La risa social, en cambio, importa el regocijo de la aceptación del Otro, el intercambio de felicidades acorraladas que dimanan de la sola dimensión personal en busca de una Humanidad posible. En suma, la compresencia de Ortega y Gasset: ya percibida su interioridad, el hombre trasciende hacia el Otro, a quien capta del mismo modo, y asume la realidad dichosa de ser contemplado por él. A partir de allí, superada toda singularidad, el ser irradia hacia quien confirma su existencia, y entre compresentes se construye el camino virtuoso de la vida.

          En estas alturas del año, alturas de colina desértica, lamentamos la sobreabundancia de esplendores sólo individuales, el nadie donde debiera haber el o el todos.

          Por eso, a pesar de las parvas de tarjetas de salutación, de los votos colectivos de prosperidad en estándar y hasta de la aparición de los humildes servidores recaudadores de propinas, resurge como una verdad incontestable, inmune a la apatía y a la individualidad colectiva, la letra del talentoso adagio: Lástima que no lo pueda compartir.

domingo, 21 de diciembre de 2008

EL DATO (XV)




  • Cuando un integrante de la clase media detenta una dosis cualquiera de poder, lo ejerce despóticamente.

  • En esa instancia, considera lícito su accionar en razón de haber superado el "pago" de un pretendido "derecho de piso"; una especie de conjunto de experiencias previas de sometimiento que lo habilitan a su vez a someter activamente al prójimo que voluntariamente se coloca de alguna manera bajo su dependencia.

  • De este modo, encuentra algún resquicio de justificación de actitudes palmariamente alejadas de la ética más elemental; y a la vez, alienta la construcción de otra ética, afín al comportamiento "natural" del hombre de la calle, y a la que asigna finalmente más valor que a cualquier metafísica de las costumbres.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

EMPTY ROOMS



          Decidí dejar todo, todo. Nadie dijo mucho. Alguien se encargó apáticamente de vender el departamento mientras me asentaba en el campo, en un cuarto alquilado, a sabiendas de todos, que permanecieron en silencio. Sólo dos o tres personas hablaron explícitamente, no te vayas, pero yo tenía tanta angustia que ni siquiera podía argumentar.

          El día anterior a la escrituración la pasé con un enorme monstruo de provincia. Llegamos a la mañana luego de un raid automovilístico que me reprochó lento y rutinario: el monstruo quería ver rápido el casino flotante y luego de seis horas de viaje abrió el tercer paquete de cigarrillos y quiso conocer Palermo, ver porteñas. Lo solté como a un perro en la puerta de casa: visitó el bingo de Flores, se metió en un prostíbulo para acostarse con dos mujeres por treinta pesos y a las diez de la mañana se quedó con veinticinco centavos. Como un perro también encontró la casa entre los edificios que nunca había visto, sin dormir.

          A la tarde repasé las aristas de la casa que había elegido abandonar, desprovista de muebles, porque meses antes había encajado todo lo que tenía en un camión de cereales sucio, que conducían un campesino y su hijo: regresaban "vacíos" y aprovecharon la changa. Leí por última vez los papeles que había acumulado por décadas, las anotaciones de facultad, los ensayos de literatura de barrio; destruí las fotos, las dedicatorias fenecidas. No esperaba ningún llamado, tampoco podía llorar.

          Cenamos en un tenedor libre, el monstruo quería conocer cómo era un tenedor libre. No había dormido en dos días y comió tanto que apenas llegó a casa se tendió sobre unos cartones –pues tampoco había camas- y se desmayó hasta el día siguiente, en que graciosamente desempeñaría su oficio.

          En la casa no había nada. Yo también estaba tendido en el piso. Desposeído como un judío, me importaba trágicamente abandonar a otros las vetas de las paredes, las molduras de los techos, los rayones de la madera. Mi casa estaba desnuda y yo igual de vacío e incoloro. Los cuartos se abrían a la oscuridad de la última noche, los mismos ruidos, una pasividad de mole ya afecta a los vericuetos notariales y a las cuentas del administrador. La casa me daba la espalda desnuda, espalda contra espalda en el piso que no había caminado ninguna mujer, ningún niño, ningún perro, mi casa ofrecida y apartada, mi casa símbolo del destino de negación del Otro, invulnerable al afecto.

          Me preguntaba qué hubiera sido si, las lecturas alternativas de la historia –que no existen, como me reprochaban- en tanto la oscuridad reventaba los cuartos ajenos, las ventanas que vendrían otros a querer, mi casa que no era más mi casa y el precio de mi soledad custodiado por el monstruo, el monstruo guardaespaldas, el extranjero enorme como la casa impropia, un cíclope de provincia que de buenas a primeras comenzó a roncar como un motor desajustado luego de dos días de pasearse igual que un animal entre los edificios, los autos, las loterías, las putas y los cafés obreros, tumbado ahora sobre cartones de toldería y entonces no sé de dónde me brotó una gratitud de hijo desconsolado que ahora sí me distendía el llanto frente a nadie, temeroso de desaparecer como la noche, la casa y mi vida, custodiada por el monstruo, hecha monstruo, entregada al monstruo que deparaba ronquidos tan sólidos que me prodigaban un inesperado estado de extraña protección, y era esa contención elemental lo que me hacía llorar, y entre las lágrimas y el reconocimiento me aterrorizaba que esos bramidos se detuvieran, que desapareciera el monstruo, que se hundiera en los cartones y me dejara otra vez solo, porque nada más tenía yo esos rugidos enormes, temibles y deseados que eran como las cobijas que faltaban, y él era un perro gigante y yo siempre había sido un hombre desnudo en una casa vacía.

lunes, 15 de diciembre de 2008

NUNCA ES SUFICIENTE



          A ver: más allá de que la Academia es lo mejor que hay, pienso que el Paz Martínez es un dotado; quizás sea el mejor compositor popular.

          Pero Valeria, ¡Dios mío! Valeria, pedime lo que quieras, adulta, vieja, gorda, ruluda, Valeria, y a veces gritás tanto..., amor, tanto... Cómo podés cantar tan hermoso esta canción tan difícil.

          Soy tuyo, si cabe la expresión.

jueves, 11 de diciembre de 2008

COSAS DE LA VIDA



          La lógica impura del intercambio comercial me ha deparado esta fea relación de valores:

Arreglo dentario con parafernalia de consultorio (incluye charla acerca de los diversos modos de olvidar el dolor y de prevenir el cáncer de cavidad bucal):.............$50

Manguera c/pico p/regar en ferretería c/muchacha descuidada q/no le importaba el cliente:...........$37,50

          Ahí nomás recordé que en la película Mi Tío (Jacques Tati, 1958) el padre del protagonista tenía una fábrica de mangueras y era millonario.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

FILOSOFÍA GEOLÓGICA


          En el Polo Norte y en el Polo Sur son todas las horas a la vez.

          ¿Qué tiempo real viviría un insecto suspendido sobre alguno de esos puntos?

          ¿Qué tiempo real viviría un insecto suspendido 100.000.000 de años luz sobre un Polo?

          ¿Qué noción de edad habría que aplicar para determinar la de alguien nacido en el Polo Sur? (¿A qué hora de qué día nació? ¿Pudo haber nacido cinco o diez horas después, en el mismo instante? ¿Pudo haber nacido ese día y un día después? ¿Por qué no pudo haber nacido todos los días a la vez?).

          ¿Cuándo termina el día en los polos? ¿Ya?

domingo, 7 de diciembre de 2008

RESIDUOS PATOGÉNICOS



          Recostado en un sillón, como corresponde a un vago de mierda, impulso disquisiciones sobre cuestiones a las que sólo yo encuentro gusto y trascendencia frente a mi padre, quien, vestido con harapos, hace trabajos de albañilería en el baño de una casa que él ha construido desde los cimientos. No le interesa nada de lo que digo. Trabaja seriamente, pensando que soy un inútil. Lo acompaña un tío dueño de un despacho de comercio exterior, que ha sido entrevistado por una asociación de profesionales. Hablo con él, tío, leí la nota. Intento explicarle que los que transcribieron el reportaje cometieron algún error de organización del espacio o de diseño de la presentación. De malas maneras, mientras se decide a sumarse a las tareas que realiza mi padre, contesta: "¿en qué te parece que está mal?" Inmediatamente adopta iguales harapos y comienza a ayudarlo, por ejemplo midiendo la altura desde el piso hasta un punto de la pared contigua a la puerta del baño.

          Alcanzo entonces plena conciencia acerca de que mi padre me ha despreciado desde que nací, y de que conocía esa realidad aun antes de haber comenzado a soñar.

          Despierto por el sonido de un teléfono, que atiendo con temor. Mientras hablo, supongo que la recreación mental que no me ha permitido descansar tiene relación con el hecho de que he pasado toda la noche redactando escritos para una abogada amiga, y que mi padre me ha conferido el mandato de fracasar en cualquier cosa que emprenda, pues ninguno de mis productos alcanza el valor de reparar el baño de una casa.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

PROPUESTA INMADURA

Regalar Brasil a los marcianos.







Nota relacionada: De Polifemos

Aviso al público: Ya vienen los post. Nota relacionada: Manifestación Confesoria

lunes, 1 de diciembre de 2008

MANIFESTACIÓN CONFESORIA

          El autor de este blog reconoce adolecer de una dolencia recurrente, cual es la oclusión periódica de la facultad de expresarse.

          Durante estos días ha sufrido una recidiva. La anterior fue en el mes de abril de este año, con sólo tres posteos.

          No obstante ello, el autor desea manifestar que persiste su aprensión a las costumbres y tendencias de la clase media porteña, y su desprecio a muchos de los comportamientos observables en general en los seres humanos.

          A pesar de sus silencios, el autor sigue creyendo firmemente que la culpa es del Otro.

domingo, 23 de noviembre de 2008

LOOK AT THIS



          El próximo posteo será sobre Alemania, quizás, después de China, el país más temible del mundo.

          Baste por ahora esta imagen infame, que seguramente todo el mundo conoce, pero que no está de más recordar.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

UTOPÍA PARA PRINCIPIANTES

          Se podrá decir lo que se quiera acerca de la efectividad de las ideas anarquistas. Lo que no se puede negar es el tesón de sus bardos, la exquisita prédica en el desierto, la pasión pseudo-científica que los llevó a morir bajo las balas policiales sin que a nadie le interesara un pito.

          Van aquí unas coplas de principios del siglo XX, compiladas en un disco de vinilo de esos a los que se animaba Héctor Alterio hace cuarenta años:


Soy un nuevo payador
del territorio argentino
y voy buscando el camino
de nueva felicidad.

Solamente la verdad
es el arpa que yo entono
y con mi canto pregono
el sol de la libertad.

Abajo los usureros,
mueran todos los rentistas,
todos los capitalistas
y la religión impía

que ya se aproxima el día
de la paz universal
y del concierto social
bajo el sol de la anarquía.

domingo, 16 de noviembre de 2008

AGUANTE HOWARD



          Por mi cara, por el timbre de mi voz, por mi porte de inmigración espantosa, por mis titubeos, me habrían hecho callar antes del primer minuto. Meses o años después, habrían utilizado los elementos de mi discurso para defender posiciones o para despreciar a algún otro. Yo habría muerto antes, o estaría ya en la miseria y en la desconsideración del prójimo; y cuando en alguna reunión de paupérrimos explique que aquellas palabras eran mías, a nadie le importará, porque ninguno comulgará ni siquiera al nivel de la sospecha principios de este tipo, aun si quedaran en la calle o sucediera alguna otra desgracia terminal.


Video: Alegato del Arq. Howard Roak en The Fountainhead (1949)

sábado, 15 de noviembre de 2008

VALERIA LYNCH



Sí, sí, todo lo que quieran. Pero canten esto así.



Gracias a Plica Plica que, inspirada por los eucaliptos,
encontró este video después de haberse probado un vestido verde.

viernes, 14 de noviembre de 2008

OLIVERIO GIRONDO PARA LA CLASE MEDIA



Se miran, se calculan, se respetan,
se saludan, se esconden, se palmean,
se presienten, se espían, se toleran,
se sonríen, se miden, se recelan,
se avecinan, murmuran, se molestan,
se silencian, se envidian, se rebelan,
se entreveran, se mienten, se pelean,
se demandan, se muerden, se aparean,
se arrepienten, asumen, se sinceran,
se disponen, se creen, se pasean,
se deslumbran, se invitan, se festejan,
se cocinan, se compran, se conversan,
se vigilan, se chocan, se entremiran,
se contienen, se embaucan, se aniquilan,
se calientan, se atacan, se regulan,
se difaman, se esquivan, se entreculpan,
se apalean, se acusan, se provocan,
se intervienen, se juzgan, se desbocan,
se amenazan, renuncian, se maltratan,
se recuerdan, se cobran, se agigantan,
se demuelen, se ignoran, se desalman,
se indolentan, se invocan, se acobardan,
envejecen, se encuentran, se descubren,
se interpretan, se mueren y se pudren.

martes, 11 de noviembre de 2008

IN FALSA PAUPERIS FORMA


          Juan Román Riquelme, símbolo de la movilidad social ascendente, festeja un tanto más en la carrera que lo arrancó del barro. Tampoco en esta ocasión sonríe, porque padece un trauma que le impide relacionarse regularmente con el prójimo. No obstante, es en el imaginario un triunfador (vernáculo) que en Europa hubo de sufrir la impericia y la discriminación, y hoy regresa del exilio como un héroe épico que a fuerza de esos injustos padecimientos alcanza el triunfo.

          Para los ricos es chic ser de Boca Juniors, una especie de repetición ritual de la muzzarella con champagne que hace dieciocho años invadió la moda de los pudientes. La clase baja es toda de Boca Juniors, y cada vez son más los padres de clase media de River Plate cuyos hijos, inducidos por la selección de información -obsérvese que, si bien son dos los "punteros", sólo se muestran jugadores de uno-, son de Boca Juniors.

          Desde que el magnate Mauricio Macri asumió la presidencia de Boca Juniors (ver El Dato XIV), el club que reunía a los pescadores más paupérrimos y a los hinchas más indecorosos revirtió en una explosión de merchandising, marketing y show business que sedujo a las clases empresariales y aun a la clase política. Las ventas son regenteadas por una empresa denominada contradictoriamente "Asociación Civil Club Atlético Boca Juniors Sociedad Anónima", que promueve demandas civiles contra empresas y particulares que venden camisetas o cualquier otro objeto que se identifique con el club centenario.

          Por ósmosis social, los principios burgueses de exclusión se fueron aplicando lentamente a la nueva imagen del otrora Club de la Ribera (de la Ribera del Riachuelo, una masa inconmensurable de agua podrida en cuyo cauce venenoso y estancado flotan a media agua cadáveres, automóviles robados, barcos inútiles y detritos de quince millones de personas).

          Así, una de las primeras medidas de erradicación que tomó el ingeniero Macri -cuyo padre, asociado al poder militar y civil, es uno de los principales especuladores financieros y generadores de pobreza de sudamérica- fue la demolición de toda una tribuna lateral, sustituida rápidamente por palcos que se remataron en cientos de miles de dólares cada uno. Seguidamente, constituyó un "fondo fiduciario" que cotizaba en la bolsa de valores. A pesar de ser el club más popular de la República Argentina, Boca Juniors suspendió desde hace años la suscripción de socios: la única posibilidad de "pertenecer" a Boca es esperar la muerte del titular de un carnet, y pagar esa membrecía a precio de oro. Por otra parte, como en todos los círculos de exclusiva admisión, es muy poco probable que un espectador del equipo rival tenga derecho a presenciar el partido, pues el club inició también hace años la malhadada costumbre de conceder a los visitantes sólo el 10% de las ubicaciones disponibles en su estadio, que, sin embargo, cuenta con unas 40.000 localidades. No obstante, los hinchas boquenses tampoco pueden adquirir entradas si no son socios, pero, como se dijo, no es posible afiliarse sino a un precio que no determina el propio club, sino el mercado. Un carnet de Boca es hoy tan escaso en la oferta de bienes como un Ford "A" en buen estado o un submarino. Hay más marcapasos que credenciales de socios de Boca Juniors.

          Pero quizás el efecto más sorprendente de toda esta perversión de las esencias es la conciencia de apropiación que gravita en cada uno de los comuneros boquenses. En el "sentimiento azul y oro" todas las clases quedan fundidas en la pertenencia a una institución respecto de la cual, ya que ha puesto altísimo precio a todo, los "adquirentes" son un poco propietarios, clasificación que conviene a todos: a los ricos, porque están acostumbrados; a los pobres, porque nunca lo fueron y ahora sí; a la clase media, porque la propiedad es su afición valorativa por excelencia. Finalmente, las clases altas practican la sensación de haber redimido a ciertos villeros que ahora son parte de sus motivos de alegría, y festejan las gambetas y goles del mismo modo que los logros empresariales. Del otro lado, los desposeídos de La Boca, para quienes el estadio es el único símbolo de gloria erigido entre los conventillos destruidos, las casas de chapa y las cantinas abandonadas, se han también apropiado simbólicamente de una nueva infraestructura, a la que el nuevo dinero ajeno -y ahora imaginariamente propio- le ha facilitado la consecución de logros objetivamente deportivos, pero subjetivamente míticos.

          Hoy Boca Juniors es un enorme juego de ricos del cual los pobres se enorgullecen, a pesar de que la casi totalidad de las masas pauperizadas no puede entrar al Estadio, y está obligada a que la acepten en algún bar con televisión codificada para acceder de algún modo a aquello que, hasta hace pocos años, no demandaba más dinero que el de una entrada de cine, a cuya sala cualquier habitante del suelo argentino, sin excepción, podía entrar libremente.

          Los excluidos que aman al club que no les deja pertenecer aceptan, a través de la televisión, la devolución mediatizada de su afición; esto es, la imagen de la imagen. Clarín, para legitimar la estafa, aporta su enorme roca mediocrizante, haciendo de todos el grito de Riquelme, al setenta por ciento de la superficie impresa y en medio de una algarabía fotografiada que es también ajena, pero que los marginados -clase media incluida- aceptan como propia, con la felicidad conformista de una esposa sometida.

lunes, 10 de noviembre de 2008

EL DATO (XIV)



  • La mayoría de la clase media porteña eligió Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires al millonario Mauricio Macri por dos razones. La primera, su deseo de "limpiar" la ciudad de negros y delincuentes, acción de gobierno para la cual lo creen al extremo capaz, dado su carácter empresarial y su pertenencia a la raza blanca.


  • El segundo motivo, un asombroso razonamiento por analogía: Si Macri sacó campeón a Boca después de tantos años y levantó el club de donde estaba, yo creo que con la Ciudad puede hacer lo mismo, y lo va a hacer.


  • A la clase media porteña no le importó, por entonces, que el elegido perteneciera a una de las élites económicas más encumbradas del país, cuyos negociados y asociaciones con el poder cadyuvaron al acrecentamiento de la brecha entre ricos y pobres en más de un 700% en treinta años.


  • Tampoco tomó en cuenta las acusaciones de contrabando que pesaban sobre él y su padre, que le valieron sendas condenas en primera y segunda instancia y que sólo alcanzaron veredicto absolutorio en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, mediante el voto de jueces comprados que fueron posteriormente juzgados y removidos de su cargo por -entre otros- ese acto de corrupción.


  • Hasta el momento no se ha cumplido ninguno de los objetivos publicitados por el partido del electo. No obstante ello, en la ciudad ha aumentado el precio de los peajes, el de la hora de estacionamiento en la vía pública, el del boleto de los cines y teatros comunales; ha aumentado el sueldo del personal jerárquico del gobierno; ha disminuido la cantidad de zonas en las que se podía antes estacionar gratuitamente; se ha duplicado, triplicado y hasta cuadruplicado el impuesto inmobiliario; se ha duplicado y hasta triplicado el impuesto a la radicación de automóviles; no ha aumentado el presupuesto de mantenimiento de los hospitales públicos ni el presupuesto educativo; los niños de las escuelas públicas reciben menos alimento provisto por el Estado local; se han colocado más aparatos de medición de faltas de tránsito; bajo el pretexto de traer el asfalto, la ciudad contrata, a pesar de la prohibicion constitucional, con empresas del "Grupo Macri" y vende uno por uno a compradores particulares que viven en countries los cientos de miles de bloques de piedra que extraen de las calles y que pertenecen a canteras ya agotadas; gran cantidad de aceras ha trocado las baldosas centenarias y ornamentales por "cemento peinado" colocado por empresas del "Grupo"; los inspectores municipales exigen a los consorcios de copropietarios la realización de aparentes "obras de mantenimiento" carísimas, bajo apercibimiento de altísimas multas; a pesar de la promesa de construir más líneas de subterráneos y prolongar las existentes, ya ha declarado que nada hará al respecto, salvo comprar vagones suplementarios a través de una empresa del "Grupo"; se ha dejado de fijar en las esquinas rampas para discapacitados; se ha suspendido más de la mitad de las actividades culturales que solventaba la ciudad, entre ellas, la celebración del carnaval; a pesar de que durante este corto período de gobierno Buenos Aires se ha inundado cada vez que arrecia sobre ella un temporal, el Jefe de Gobierno ha dicho con toda soltura que puede esperarse que tal situación se repita por los próximos cinco años; uno de sus proyectos holísticos -hasta ahora detenido en su ejecución- propone demoler los hospitales neuropsiquiátricos y construir allí una "Ciudad Ejecutiva" moderna, sede del gobierno y de los ministerios; ha intentado realizar gestiones con los gobernadores para que los enfermos provinciales no vengan a curarse a los hospitales porteños; lo mismo ha hecho respecto de la asistencia de niños peruanos, bolivianos y paraguayos a las escuelas de la ciudad -Macri pretende que se suscriban especies de "pactos de reciprocidad"; esto es, pedir algo a cambio del niño que "utiliza" los servicios educativos "prácticamente gratis"-; se ha manifestado en contra de la realización del prestigioso Festival de Cine Independiente que año a año se celebra con éxito mundial, y preventivamente ha despedido a su organizador, un reconocido especialista; planea limitar considerablemente el ejercicio del derecho de manifestación, vedando calles y avenidas al paso de quienes lo pretendan ejercer; ha condenado a los taxistas que circulan por el centro a no utilizar ciertos "carriles exclusivos" por los que sólo deberán andar los colectivos cuyas concesiones usufructúa el "Grupo Macri" -que provee, además, las máquinas expendedoras de boletos-; les ha exigido también mayores requerimientos para renovar las licencias, requisitos que son visados por una oscura sociedad llamada "SACTA" que pertenece también al "Grupo"; ha impedido que una empresa que no era del "Grupo" continuara construyendo una "bajada de autopista", constituyéndose personalmente en el lugar; finalmente, con el pretexto de "limpiar" la Administración de empleados nombrados "a dedo" o que sólo figuraban en las listas de cobro, echó a la mitad del personal de la Ciudad, y configuró -al estilo soviético o alemán de preguerra- una lista minuciosa de cada uno de los que quedaron, en la que debe consignarse especialmente la "tarea útil" que está llamado a realizar en su cargo -una especie de resurgimiento del "trabajador esencial"-.


Fotografía: El Ing. M. Macri festejando en el bunker partidario su triunfo electoral, junio de 2007. De espaldas, un guardián superfluo aunque simbólico, rapado al estilo nacionalsocialista.

viernes, 7 de noviembre de 2008

TRAJO EL PROGRESO

          José Félix Uriburu deshonró especialmente las insignias provistas por el Estado, tomando por la fuerza el Poder Ejecutivo –que entonces desempeñaba regularmente el Dr. Hipólito Yrigoyen- el 6 de septiembre de 1930. Tenía 61 años; antes de esa oprobiosa acción, y con recursos del país contra el que se rebelaría, había completado sus estudios en la Europa de la Paz Armada, al calor de las primeras ínfulas radicales del joven fascismo racista.

          Como exigía su profunda psicopatía, desplegó su condena autoritaria sobre todo aquello que no se aviniera al orden patológico que lo informaba –nota común, por otra parte, a cualquier autoritario, célebre o anónimo-; y así, fogoneado por su desvirtud holística y secundado por los pobres de siempre, comenzó por encarcelar al propio presidente depuesto, despropósito que perpetuó a través de otros objetivos secundarios, persiguiendo a todo aquel que manifestase o hubiese manifestado con anterioridad al día de su asunción cualquier idea que no se adecuara al oscuro decálogo de su desarreglo.

          Iluminado –igual que cada singular mandamás- por las luces desvariadas de su encantamiento mórbido, el día de su violenta consagración decretó una ley marcial que, entre otras injusticias, impuso el juicio sumario y el fusilamiento inmediato de los delincuentes comunes hallados in fraganti, bajo las órdenes de cualquier cuadro del Ejército con grado de subteniente o mayor. Respecto de los disidentes, organizó un sistema parapolicial de exterminio, cuyos principales elementos fueron –a la usanza de los coetáneos modelos italiano, ruso y alemán- la nocturnidad, el secuestro, la delación y el tormento. Su gobierno dio a luz una nueva forma de manifestación de la llamada microfísica del poder, consistente en la proyección de descargas eléctricas de alto voltaje sobre el cuerpo de los apremiados; el invento, obra de sus adláteres espantosos, fue luego adoptado por las dictaduras más temibles del planeta.

          Mesiánico y poseedor de una irrevocable sensación de obrar en la verdad, llamó a elecciones en una de las provincias que intervino –que fueron todas las del país-, y al resultar vencedor el partido al que pertenecía el presidente derrocado, anuló por decreto el acto. En adelante, y por espacio de doce años –aun muchos después de su muerte, en 1932- la legitimidad de las autoridades constituidas se cimentó en el llamado fraude patriótico del que Uriburu se jactaba, tramoya soberbia conforme a la cual se daba contusa legalidad a los guarismos ideados por el poder, que de esa forma se renovaba por sí mismo, con independencia de toda otra voluntad.

          No obstante la vergonzosa crónica que antecede, existe un enclave bonaerense que aún hoy glorifica la figura del enfermo. Seducido por las formas monumentalistas claramente evidenciadas en su cementerio, Balcarce exhibe sin vergüenza la única estatua de José Félix Uriburu existente en el país [foto], hito de inicio de la tal vez única avenida que en toda la nación lleva su nombre. El ecléctico uniforme del general representado, que tanto conjuga tendencias pampas como prusianas, se yergue desde un alto pedestal de mármol frente a la plaza principal del pueblo, paradójicamente llamada Libertad. Su postura, aun en el bronce, es de suficiencia y desprecio. Ya moldeado en el metal de su espada, como él quería, el sueño demencial del ideario crónico que lo afectaba preside un hermoso boulevard que se multiplica en árboles, farolas, fuentes y macetas dieciochescas, para solaz de la ignorancia paseandera. Hay placas que lo vivan en el mármol negro como toda su muerte, y vez a vez algún empleado municipal, como un edecán incansablemente leal, siembra margaritas o especies reglamentarias en el humus incesante.

          El horroroso general ha encontrado en los balcarceños un Hades descabezado en el que todas las pobrezas confluyen para honrar su maculado proyecto. Ninguna de las iniciativas de demolición del monumento prosperó jamás, en setenta y dos años que a la fecha lleva de emplazamiento. El orden uriburesco impera en Balcarce, cuyos habitantes postulan el patrón medieval de asentamiento: voluntariamente sometidos a las determinaciones del dueño de la tierra, se alegran cuando llueve, porque el empleo subordinado en la campaña es la única forma de trabajo que conciben, fuera del encuadramiento municipal. Los cuatro o cinco cafés habilitados –cuatro o cinco cafés para cuarenta mil habitantes- cierran antes de las diez de la noche, porque ésa es la hora en que este pueblo inmóvil se echa a dormir hasta la diana de las siete. El único cine del centro, cerrado hace años, fue arrendado un tiempo por el Partido Justicialista, y hoy es un inmueble ocioso. El Teatro Municipal, construido durante la última dictadura militar, ha suspendido hace más de un año sus longevas tareas de refacción: no hay compañías de teatro locales ni es posible que vengan otras, porque, a salvo el salón de representaciones de alguna escuela, no habría adónde llevar a cabo las funciones. La única librería más o menos surtida que existe en la ciudad abre sólo los martes y los jueves por la tarde, después de la siesta. Sí hay un pretencioso café literario, cuyo escueto horario de 18 a 20 despeja cualquier eventual discusión sobre letras o sobre cualquier otra cosa. Hasta la Liga Balcarceña de Fútbol canceló desde hace años sus campeonatos; algunos equipos participan con desgano y poco éxito en los torneos de las ciudades vecinas. Las casas son más caras aquí que en otros pueblos, porque los balcarceños –al igual que en los modelos holísticos- no quieren a nadie que haya emigrado de ningún otro lado, aun de Buenos Aires.

          “A mí –dijo alguna vez un balcarceño-, y creo que a mucha gente, no me interesa el debate del cambio de nombre de la avenida Uriburu. ¿A quién le interesa la historia de este personaje?, y si le pusieron Uriburu, ya está. Déjense de joder con los cambios al vicio. Señores concejales y políticos: hagan cambios para hoy, para el presente y para bien. Para eso los ciudadanos los elegimos. A quién le importa quién fue Uriburu”. Los memoriosos y los revisionistas afirman que con Uriburu vino el terraplén, el camino al cementerio, y el asfalto; es decir, con todas las letras, Uriburu “trajo el progreso”.

          Ajeno a la desidia colectiva, debajo del bronce, el dictador sonríe. No ha sido un Stalin, no ha sido un Franco, pero ha tenido más suerte que ellos. Tuerto como es, no le importa que nadie se dé cuenta de nada, ni siquiera de él mismo; porque más acá de la muerte está la obra que lo ha sobrevivido y que ahora ve con ojos inundados de gloria vesánica. Igual de muertos que los hombres y mujeres balcarceños, mamíferos apáticos que tampoco quieren ver.

jueves, 6 de noviembre de 2008

DÍNAMO

          Y por si no fuera horrorosamente eficiente el dictamen de sobremesa, frente a la apatía de los demás, que lo ignoraban, también defendía la postura de que Yashin había sido mejor arquero que Fillol, la Araña Negra, habría que haber visto cómo volaba, el mejor arquero de todos los tiempos.

          Era del Dínamo de Moscú; aquellos equipos no podían salir del país, porque son comunistas y tanta movilización de seguridad. Por esa razón el Dínamo no participaba en competencias internacionales; existe un gran problema con los equipos rusos, que por disposición de las autoridades no pueden salir del lugar en que se juegan los torneos, no se mueven de lo que sea nacional y no está tan mal. Así mi padre dictaminaba que no había con qué darle a Yashin, la Araña Negra del Dínamo, que usaba un buzo negro y tenía unas manos enormes, más grandes que las elefantiásicas de Fillol, y que abarcaban toda la pelota. La Araña Negra tenía la habilidad de tomar la pelota de fútbol con una sola mano, y una potencia que lo había llevado, impulsado por un talento anterior a la intención, a convertir un tanto de arco a arco con uno de sus tentáculos desproporcionados, y se lo anularon y generaron una polémica que aún no ha terminado.

          Yo entonces defendía subordinadamente la postura de que Yashin el inexistente, era o había sido el mejor arquero de todos los tiempos, así como resultaba indiscutible que Björn Borg era y sería el mejor tenista. Pero no estaba convencido de que Yashin fuera el mejor arquero de todos los tiempos, porque nunca lo había visto, ni a él ni al sombrío Dínamo de Moscú.

          Allá donde estoy solo, la verdad más esencial es que quiero que Yashin haya sido el mejor arquero del mundo, que se haga de una vez justicia con el abstracto Dínamo, imposibilitado de jugar la Copa Intercontinental por determinación injusta del Kremlin fantasmal, destronar a Fillol, consagrar su claudicación frente a la estepa negra y pretérita; pero no me sale, no puedo sino creer que Fillol es y será el mejor de todos los tiempos, el Pato Fillol arquero de River y de la Selección Argentina 78 y no la Araña Negra que por mi desidia no conozco, por mi gran desidia, por mi grandísima desidia. La araña vuela en el pasado inconmovible anterior a mi nacimiento siniestro, pero yo sé muy bien que Fillol atajó seis penales cuando jugaba en Quilmes y tengo una tristeza que no me deja averiguar dónde y cómo la araña, en tanto nadie puede salir de Moscú y yo tampoco y Fillol no se va de River Plate, amor que habría que aprender y que no puedo y pago con angustia que atemoriza y que vuela hacia los vulnerados y paupérrimos rincones de mi habitación y del mundo, vuelo torpe de pájaro bobo que palmotea a despecho de la gloria de Yashin, sombra ficcional más poderosa que la esencia, la araña negra del sacrificio esencial, el invicto dentro de cuyas manos enormes todo queda atrapado.

domingo, 2 de noviembre de 2008

NI UN LIBRO

          -Vos entrás así por la entrada, ¿no?, y entonces tenés a la derecha una entradita que va a lo que sería el dormitorio de ellos que da a la calle, con una baulera que le hicieron arriba del placard, que eso es algo que Fernanda tenía idea ya desde antes que se fueran a vivir y se la mandó hacer... se la hicieron en una semana y le quedó... A la derecha de cuando venís entrando, viene a ser lo que es el living, ahí le pusieron los sillones del casamiento -que juntaron dos tres cosas que les habían regalado que no les gustaban, una cafetera, una balanza digital, no sé, y no sé qué otra cosa-; y una chimenea chiquita pero muy linda.

          -Ahá.

          -Hermoso.

          -Y después la cocina que se hicieron ¿la isla, viste?, hermosa, con la heladera noufrost de acero inoxidable, y una mesadita donde ponen la procesadora, los cuchillos, todo eso, y una ventanita que da al jardín del vecino, hermoso.

          -Qué lindo...

          -Y después si vos seguís por el living llegás a un pasillito que llegás al dormitorio que piensan tener para los chicos y que por ahora tienen la computadora que en realidad no le dan mucho uso; ahí juntan un poco todo también. Y después un alerito de Pevecé que se lo hizo poner él, que abajo pusieron unas macetas que una amiga que es paisajista se las eligió, son poquitas pero no sabés qué delicado. Las ventanas todas con vuál blanco y ah, arriba tienen otra lo que sería baulera que ahí pusieron todos los regalos de casamiento que piensan cambiar pero que eso después va a ser nada más que un cuarto tipo baulera...

          -Claro...

          Entonces, ya hastiado, me crucifiqué delante de todos, que escuchaban aferrados a la legitimación de sus ideales inmediatos:

          -¿Y los libros adónde los ubican?

          -¿Qué libros?

          -¿No tienen libros?

          Ni siquiera se hizo un silencio; mi pregunta no interesaba a nadie: ni a la madre que narraba la peripecia inmobiliaria de su hija desposada, ni a sus parientes, ni a la parte de mis amigos casados que no sé por qué seguía frecuentando, aún faltando una semana para que Fernanda y Marcelo llegaran de la luna de miel en Buzios. Sentíamos que la fiesta de casamiento nos había unido, Dios mío.

          Inmediatamente, como si no hubiese acotado nada, Franco quebró la desatención de la narradora, proyectando próximas erogaciones atinentes a las economías del apareo legítimo:

          -Mirta, y dígamé, ¿no sabe si les salió muy caro el Pevecé?

sábado, 1 de noviembre de 2008

FORMULACIÓN CIENTÍFICA DE LA LLANEZA DEL OTRO


          Lamentablemente las esencias parecen ser mutables: una de las pruebas más contundentes es la circunstancia de que el Otro dedica la totalidad de su vigilia a degradar la suya.

          En sentido popular, podrían aplicarse a la carretada humana diversos axiomas que la clase media conoce por haberse aficionado a las foráneas Leyes de Murphy, y así es posible enunciar sin dificultad -y constatar minuto a minuto en el mundo de los hechos- reglas de execración tales como:


          "Si existe la posibilidad de que una persona adecue sus actos a la persecución de su interés personal, entonces todos sus actos, aunque parezcan solidarios, serán manifestaciones de la persecución de su interés personal";

          "Si una relación entre personas reporta para alguna de ellas más esfuerzo que placer, entonces esa relación finalizará";

          "Dado que los actos humanos se motivan en la sola satisfacción del interés individual, si una persona padece un sufrimiento y la otra no, esta última no aportará a la primera más que una opinión desbrozada de todo compromiso, y lo hará sólo para evitar un conflicto de cualquier orden";

          "Dos personas se aman para satisfacer apetencias individuales a partir de la presencia o de los actos del otro, que a la vez está presente o actúa motivado por las mismas causas". En consecuencia: "La decisión de procrear es individual y se basa en un impulso de satisfacción personal".

          "El derecho de propiedad es la manifestación en el mundo de las cosas del deseo de prevalecer sobre el Otro".


          Y hay muchísimas más. Modernamente, se ha determinado aun con rigor científico que con sólo conjugar los elementos presentes en el entorno, es posible predecir cuáles serán estos comportamientos y cuándo finalizarán.

          Se trata del llamado "Principio de la Mediocridad", que sostiene previsiblemente que no existen observadores privilegiados para un fenómeno dado. Aplicada a la sociología, la regla conduce a reconocer que este o cualquier momento histórico nada tienen de intrínsecamente especial (Wikipedia), pues el mundo está gobernado por mediocres (disneydrow).

          "Para que una idea, un producto, una moda, incluso un partido político, triunfen -describe la última de las fuentes citadas- debe ser aceptado por gran parte de la sociedad, lo que implica llegar hasta los mediocres. Por esto se afirma que es el mediocre el que manda, el que realmente produce los cambios, y aquellos que se salen de la media, bien por exceso o bien por defecto, en cualquier faceta, no ejercen ninguna influencia relevante sobre el mundo".

          Yo, que soy diferente por defecto, sólo a veces puedo predecir las variantes del comportamiento habitual, que esforzadamente, como un organizado ministerio espurio de Vialidad, ensarta baldosa a baldosa su propio camino para desviarse de la buena esencia, o de la esencia de lo bueno. A cada estafa del prójimo sobreviene entonces una irremediable angustia -pues soy insuficiente frente a todos los que hay-, que ni siquiera queda mitigada cuando en algún libro antiquísimo me entero de que esas miserias se vienen repitiendo desde que el mundo es mundo, pues, a la vista de toda esa porquería, soy un boludo que no me doy cuenta de nada.



          Hay que ser un poco zorro, enseña la clase media embebida de individualidad cuentapropista, y en esa prevalencia de la astucia sobre la razón se va rotisando día a día el carnero hurtado de la supervivencia, es decir, nada menos que la Historia.

jueves, 30 de octubre de 2008

POLISEMIA DECADENTE (IV)

bajar: Reemplaza en el habla coloquial a la voz “descender”, que cayó en desuso; y a “disminuir”, que mantiene un uso residual. Así: Si no anda el ascensor vas a tener que bajar por la escalera; y tanto se dice este año bajaron los accidentes como este año disminuyeron los accidentes.

Beber todo el contenido de un recipiente. Se bajó la mamadera entera.

Valer menos dinero un producto cualquiera. Bajó la carne, ya era hora; igual no te preocupes que va a volver a subir.

Ir a la planta baja del edificio en que se vive. Ya bajo.

Descender en un escalafón. Me bajaron a asistente de tercera; antes era de segunda.

Derribar, en sentido violento. Te juro que si no me contesta, voy a la casa y le bajo la puerta a golpes; vos no me conocés a mí.

Derribar un boxeador a otro, o una persona a otra en una riña: Lo bajó de un trompazo.

Cumplir gran parte de una tarea realizada a destajo. Mirá la cantidad de pantalones que ya te bajaste: avisame cuando termines que si querés te hago dar más.

Llevar algo hacia un lugar que se encuentra más abajo, en especial en un edificio. Me olvidé de bajar el último recibo de expensas, que quería que lo miraras porque me parece que hay algo raro.

Matar. A ése lo bajó la policía.

Matar a un animal ubicado en posición superior respecto del ejecutor. El gato te lo voy a bajar de un tiro, si sigue rompiendo las pelotas a la noche.

Elpsis por “disminuir el peso del cuerpo”. No sé, yo sí te puedo decir que yo con esa dieta bajé; lo que pasa es que después, sí, comí, pero en su momento, a mí me resultó.

Dicho en un restaurante, alcanzar el camarero una de las botellas de vino que suelen exhibirse en estantes elevados. La expresión denota cierta confianza o habitualidad entre el comensal y el personal del local. Carlitos, bajame un Bianchi... ¿y si no, qué tenés?

En una experiencia turística, dirigirse hacia el sur. Empezamos por Maceió y después fuimos bajando y parando en todos lados hasta que nos tomamos el avión de vuelta en Florianópolis. Tengo ganas de bajar por la cuarenta hasta Ushuaia y después volver a subir por la tres.


En fútbol, provocar un equipo, a través de un resultado adverso, la pérdida del primer puesto en el campeonato respectivo. San Lorenzo lo bajó a Racing, que empató.

En el mismo deporte, dejar un equipo a otro fuera de la competencia: Desde que el Cali lo bajó de la Libertadores, River no volvió a ganar.

bajarse: Abandonar el grupo con que se realizaba una actividad o se desarrollaba un proyecto. El que quiera, se puede bajar cuando quiera; ya se bajó Benítez y se bajó Ricky... pero tengan en claro que el que se baja es muy difícil que vuelva.

bajar abajo: Pleonasmo por “bajar”. Decile a Lucas que baje un poco acá abajo que le tengo que decir algo.

bajar de cartel: Finalizar la exhibición de una obra teatral o cinematográfica; en especial, antes del momento previsto o anunciado. Tuvieron que bajar de cartel eso de los patinadores porque con lo caro que estaba la entrada no iba nadie.

bajar de internet: a.- Ingresar en una computadora datos obtenidos de la Internet. Internet te sirve para bajar muchas cosas. b.- En especial, se dice de los temas musicales o películas que se obtienen ilegalmente de la Internet. El tipo vende películas bajadas de internet como si nada, en pleno Alem y Corrientes.

bajar de marca: Adquirir un producto de reconocida marca inferior respecto del que se tenía o deseaba. En especial se dice en relación a los automóviles. Ahora con el crédito de la casa, que vendimos el Corsa para entrar, nos vamos a comprar también un autito, pero lo que sí es que tenemos que bajar de marca para que nos alcance. Si se adquiere un producto más barato de la misma especie, la expresión cambia a bajar de modelo: No sé si te conviene tanto bajar de modelo, porque en definitiva después el valor de reventa no es el mismo: por ahí te conviene hacer el esfuerzo ahora y tener después algo mejor para vender más adelante.

bajar de peso: Disminuir el peso del cuerpo. Tengo que bajar un poco de peso, salir a caminar.

bajar del auto: Salir del automóvil. Ayudala a bajar del auto a la abuela y después vení que tengo que darte algo para que me hagas.

bajar el fuego: Disminuir la intensidad del fuego de una hornalla. Bajale un poco el fuego que se te va a hervir. Si se trata de la del horno, se dice bajar el horno: Voy a bajar un poco el horno porque todavía falta que lleguen Sofía y los chicos.

bajar el nivel: Perder calidad un servicio o producto cualquiera, respecto de los que se comercializaban antes. La pizzería de acá a la vuelta viene bajando el nivel: lo que pasa que ¿cuánto está el kilo de muzzarella


bajar el nivel de vida: Perder poder adquisitivo en los ingresos y resignar la compra de productos y servicios que antes se consumían con habitualidad. A mí no me molestaría bajar un poco el nivel de vida con tal de tener una casa más grande.

bajar el record: Expresión de raigambre periodística utilizada para denotar el hecho de que un deportista ha marcado un nuevo record. Por extensión, y algo irónicamente, realizar una actividad en forma rápida y eficiente. El nigeriano bajó el récord después de veinte años. Bajé el record de bajar de peso: bajé seis kilos en siete días. ¿No me hará medio mal?

bajar el techo; bajar el cielorraso: Construir un nuevo techo debajo del existente, de modo de disminuir la altura de la habitación. A mí no me gusta techos altos, además es muy frío; por eso ya hablamos con un tipo que me recomendó mi cuñado, que por cincuenta pesos el metro cuadrado te baja todos los techos que vos quieras.

bajar el volumen: a.- Disminuir el volumen de un equipo de audio o del televisor. Bajale un poco el volumen que aturde. b.- Disminuir la intensidad de la voz. Chicos, bajemos un poquito el volumen que Chiara está durmiendo, por fin. Su expresión sinónima es hablar más despacio.

bajar la caña: a.- Copular. A ésta el día menos pensado le bajo la caña y se le va a dibujar una sonrisa en la cara que vas a ver. b.- Matar a un animal o a un hombre. Le bajó la caña de un tiro; ése no jode más.

bajar la comida: Realizar una acción que se cree favorable para mejorar la digestión, como caminar, jugar un partido de fútbol, etc. Después para bajar la comida nos fuimos a caminar hasta los morros ida y vuelta.

bajar la frazada: Sacar la frazada del ropero al llegar la época de frío. Ayer tuve que bajarme la frazada del frío que hacía.

bajar la música: Disminuir el volumen de un equipo de audio. A ver, bajen un poco la música que acá no se puede hablar.

bajar la persiana: a.- Cerrar hasta el día siguiente un local comercial. Justo iba a bajar la persiana... ¿qué necesitás?. b.- Cesar definitivamente la actividad comercial de un local. Yo después de esto bajo la persiana y me dedico a otra cosa, no sé, pongo la guita a laburar en algún lado, no sé, cualquier cosa menos esto. c.- Se articula al manifestar coloquialmente la decisión de no tener más hijos. Y con Tiziano te digo que ya bajamos la persiana... no, no podemos y no queremos tampoco, con dos ya está.

bajar la velocidad: Disminuir la velocidad del automóvil. Bajá un poquito la velocidad, Roberto, que me pone nerviosa por Matías.

bajar línea: a.- En el lenguaje político o en el ámbito empresarial, emitir los estamentos superiores sugerencias que de hecho se consideran órdenes. Desde marzo que vienen bajando línea de que lleguemos diez minutos antes, no sé para qué. b.- Emitir imágenes o filtrar elementos discursivos con el fin de adoctrinar o convencer al espectador. En este sentido, la locución sólo es utilizada por la clase media que alimenta la llamada “universidad de masas”. Es increíble como todo el tiempo te bajan línea de que está bien lo que están haciendo en Irak; ¿no viste, por ejemplo, que el único médico que había era de ellos, y que los otros no sabían lo que era una inyección?

bajar los dientes; bajar todos los dientes: Sacar uno o más dientes a golpes en una riña. Se metió en Ciudad Oculta no sé para qué, y encima que lo afanaron, le bajaron todos los dientes: le salió más caro de dentista que lo que le afanaron. te voy a bajar todos los dientes: Amenaza de golpear. Más vale que te vayás porque te voy a bajar todos los dientes, hijo de puta. Haceme caso, andate.

bajar mercadería: Entregar la mercadería acordada, acarreándola desde el camión en que se halla hasta el interior del local del comerciante que la adquiere. El chino se hace el pelotudo, ¿viste? pero yo ya me cansé: ahora le digo: "si no pagal antes, yo no bajal melcadelía, ¿entiende, no?" No sabés cómo te entienden.

bajar números de pantalón, camisa, remera, etc.: Expresión de índole pragmática por "adelgazar". No sabés, Roberto de marzo hasta ahora bajó cuatro números de pantalón y dos de camisa: las camisas que usaba cuando llegamos de Buzios ya le quedan enormes.

bajar por atrás; bajar por la puerta de atrás: Descender del colectivo por la puerta trasera. Si te llegan a atropellar tenés que bajar por atrás, porque si bajás por adelante no te paga ni el seguro ni en un juicio capaz que lo perdés.

bajar un, dos, etc. puestos: Descender en un escalafón o tabla de posiciones. Con el empate, el Inter bajó dos puestos por la goleada del Genoa frente al Cagliari y ahora se ubica en el cuarto lugar.

bajar un cambio: a.- Locución de índole automovilística que denota disminución del ritmo o intensidad que se lleva en una actividad cualquiera. Tengo que bajar un cambio con el laburo porque así no voy a llegar a fin de año. b.- ¡bajá un cambio!: Amonestación que se dirige a quien se expresa en forma altisonante, irrespetuosa o altiva. Es una racionalización del grito animal de defensa. Por empezar bajá un cambio, que si no gritás te escuchamos igual, eh.

bajar un tono: Durante el período de acondicionamiento del hogar, aclarar levemente el color de la pintura que se aplicará en las paredes. Me parece que habría que bajarle un tono a la pieza de Nicolás, ¿vos qué pensás? Se dice también del tono aplicado al cabello teñido. No es que me puse rubio rubio, me bajé uno dos tonos, nada más. Te queda bien.

¡bajate de ahí!: Expresión con que los padres conminan a los niños para que bajen de donde se treparon. ¡Lucía, por favor, bajate de ahí que no queremos más desgracias, por favor te lo pido...! -Mamá, mirá dónde se subió Agustín. -¡Bajate de ahí! Bajate de ahí ya, cuento hasta tres.

no bajar de: a.- No ser menor que. En Brasil la temperatura no te baja de treinta, cuarenta grados. b.- No tener un precio menor que. Los Gitanes importados no te bajan de veinticinco, treinta pesos el paquete.




 (Del Diccionario de la Clase Media Porteña, de incierta aparición)


Consulte Ud. también las siguientes voces: pasar , largar, sacar.

miércoles, 29 de octubre de 2008

SI LOS PUEBLOS NO SE ILUSTRAN



          Clarín es la clase media, crea y modela los comportamientos de la clase media victimizándola desde sus frentes más vulnerables: hábitos de consumo, estándares de apreciación, legitimación de las relaciones cuentapropistas o en relación de dependencia, valoración del automóvil, mística de la familia que trabaja, come y tiene un techo y muchos otros.

          Habla como los decadentes que lo compran, generando así una retroalimentación viciosa que reduce la percepción de las cosas del mundo y del mundo de las cosas. Promueve, además, el despliegue de una jerga alejadísima aun de los claustros primarios y secundarios, que los leyentes han adquirido antes como código de pertenencia, lo mismo que sucede con el habla delictiva o policial, que se adquieren antes de delinquir.

          En esta oportunidad, sostiene que las Bolsas (con ¡mayúscula! como cuando el lego escribe "ayer fui al Doctor") subieron "fuerte" (palabra que no denota fuerza, sino cantidad, aunque halla su origen en la locución andar fuerte referida a la velocidad del automóvil). Sin embargo, "acá" (¿dónde?) el dolar "tocó" (¿qué?) $ (enorme) 3,36.

          Para que la clase media tolere esta noticia que prenuncia una segura catástrofe electrodoméstica e hipotecaria, la ha rodeado de buenas nuevas: hacia arriba, se sostiene que los mercados mundiales se han "aliviado"; a la derecha, nada menos que Diego Maradona DT ("Director Técnico", y siglas de un juego masivo que promueve el periódico al que se ha aficionado el noventa por ciento de la clase media) de la Selección Nacional de Fútbol (sí, mayúsculas, pues el flamante cuerpo dirigencial pertenece ahora a una generación campeona del Mundo). Hacia abajo, una escritora aficionada arquetípica a la que el diario ha laureado con un premio nacional de novela: su obra ganadora se titula "Perder" (paradojas de la vida de todos los días) y su argumento desanda las desventuras del dolor de una madre que perdió a su hijo. Por lo demás, la presidenta (Cristina, como las cercanías vecinales) acaba de elogiar, según el horroroso santo y seña del estamento, la acción policial, en desmedro de la amnesia y despreocupación de los jueces que dejan a todos los chorros y asesinos sueltos.


          Si los pueblos no se ilustran -predijo Mariano Moreno-, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas frustraciones sucederán a las antiguas; y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos... sin destruir la tiranía.

          Hoy la tiranía son ellos, los lectores, los que nos rodean. Nada menos que el prójimo.