lunes, 10 de noviembre de 2008

EL DATO (XIV)



  • La mayoría de la clase media porteña eligió Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires al millonario Mauricio Macri por dos razones. La primera, su deseo de "limpiar" la ciudad de negros y delincuentes, acción de gobierno para la cual lo creen al extremo capaz, dado su carácter empresarial y su pertenencia a la raza blanca.


  • El segundo motivo, un asombroso razonamiento por analogía: Si Macri sacó campeón a Boca después de tantos años y levantó el club de donde estaba, yo creo que con la Ciudad puede hacer lo mismo, y lo va a hacer.


  • A la clase media porteña no le importó, por entonces, que el elegido perteneciera a una de las élites económicas más encumbradas del país, cuyos negociados y asociaciones con el poder cadyuvaron al acrecentamiento de la brecha entre ricos y pobres en más de un 700% en treinta años.


  • Tampoco tomó en cuenta las acusaciones de contrabando que pesaban sobre él y su padre, que le valieron sendas condenas en primera y segunda instancia y que sólo alcanzaron veredicto absolutorio en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, mediante el voto de jueces comprados que fueron posteriormente juzgados y removidos de su cargo por -entre otros- ese acto de corrupción.


  • Hasta el momento no se ha cumplido ninguno de los objetivos publicitados por el partido del electo. No obstante ello, en la ciudad ha aumentado el precio de los peajes, el de la hora de estacionamiento en la vía pública, el del boleto de los cines y teatros comunales; ha aumentado el sueldo del personal jerárquico del gobierno; ha disminuido la cantidad de zonas en las que se podía antes estacionar gratuitamente; se ha duplicado, triplicado y hasta cuadruplicado el impuesto inmobiliario; se ha duplicado y hasta triplicado el impuesto a la radicación de automóviles; no ha aumentado el presupuesto de mantenimiento de los hospitales públicos ni el presupuesto educativo; los niños de las escuelas públicas reciben menos alimento provisto por el Estado local; se han colocado más aparatos de medición de faltas de tránsito; bajo el pretexto de traer el asfalto, la ciudad contrata, a pesar de la prohibicion constitucional, con empresas del "Grupo Macri" y vende uno por uno a compradores particulares que viven en countries los cientos de miles de bloques de piedra que extraen de las calles y que pertenecen a canteras ya agotadas; gran cantidad de aceras ha trocado las baldosas centenarias y ornamentales por "cemento peinado" colocado por empresas del "Grupo"; los inspectores municipales exigen a los consorcios de copropietarios la realización de aparentes "obras de mantenimiento" carísimas, bajo apercibimiento de altísimas multas; a pesar de la promesa de construir más líneas de subterráneos y prolongar las existentes, ya ha declarado que nada hará al respecto, salvo comprar vagones suplementarios a través de una empresa del "Grupo"; se ha dejado de fijar en las esquinas rampas para discapacitados; se ha suspendido más de la mitad de las actividades culturales que solventaba la ciudad, entre ellas, la celebración del carnaval; a pesar de que durante este corto período de gobierno Buenos Aires se ha inundado cada vez que arrecia sobre ella un temporal, el Jefe de Gobierno ha dicho con toda soltura que puede esperarse que tal situación se repita por los próximos cinco años; uno de sus proyectos holísticos -hasta ahora detenido en su ejecución- propone demoler los hospitales neuropsiquiátricos y construir allí una "Ciudad Ejecutiva" moderna, sede del gobierno y de los ministerios; ha intentado realizar gestiones con los gobernadores para que los enfermos provinciales no vengan a curarse a los hospitales porteños; lo mismo ha hecho respecto de la asistencia de niños peruanos, bolivianos y paraguayos a las escuelas de la ciudad -Macri pretende que se suscriban especies de "pactos de reciprocidad"; esto es, pedir algo a cambio del niño que "utiliza" los servicios educativos "prácticamente gratis"-; se ha manifestado en contra de la realización del prestigioso Festival de Cine Independiente que año a año se celebra con éxito mundial, y preventivamente ha despedido a su organizador, un reconocido especialista; planea limitar considerablemente el ejercicio del derecho de manifestación, vedando calles y avenidas al paso de quienes lo pretendan ejercer; ha condenado a los taxistas que circulan por el centro a no utilizar ciertos "carriles exclusivos" por los que sólo deberán andar los colectivos cuyas concesiones usufructúa el "Grupo Macri" -que provee, además, las máquinas expendedoras de boletos-; les ha exigido también mayores requerimientos para renovar las licencias, requisitos que son visados por una oscura sociedad llamada "SACTA" que pertenece también al "Grupo"; ha impedido que una empresa que no era del "Grupo" continuara construyendo una "bajada de autopista", constituyéndose personalmente en el lugar; finalmente, con el pretexto de "limpiar" la Administración de empleados nombrados "a dedo" o que sólo figuraban en las listas de cobro, echó a la mitad del personal de la Ciudad, y configuró -al estilo soviético o alemán de preguerra- una lista minuciosa de cada uno de los que quedaron, en la que debe consignarse especialmente la "tarea útil" que está llamado a realizar en su cargo -una especie de resurgimiento del "trabajador esencial"-.


Fotografía: El Ing. M. Macri festejando en el bunker partidario su triunfo electoral, junio de 2007. De espaldas, un guardián superfluo aunque simbólico, rapado al estilo nacionalsocialista.

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