jueves, 26 de febrero de 2009

PÁNICO EN LA LENGUA


          La ciudad holandesa en la que cayó ayer un avión turco tiene el nombre de Haarlemmermeer.

          Dios mío, ¿qué idioma es ése?

          El Diablo habla alemán, o alguno de sus derivados.

miércoles, 25 de febrero de 2009

OÍDO AL PASAR

-Vo tené que ser más piola, ¿entendés?

lunes, 23 de febrero de 2009

DON QUIJOTE DE LA MANCHA PARA LA CLASE MEDIA PORTEÑA - CAPÍTULO II

          Don Quijote no quería esperar más para salir a hacer cosas como él quería, porque se creía que los caballeros como él hacían falta, o sea él se creía importante, porque quería hacer muchas cosas que hacían los caballeros como él le gustaba ser desde que se volvió loco. Entonces agarró, no le dijo nada a nadie y un día se levantó temprano y se fue antes que saliera el sol. Antes se puso todo eso que había hecho antes, y así como estaba agarró para el lado del campo arrancando desde un corral.
          Pero enseguida se le vino a la cabeza que a él no lo había hecho caballero nadie, y eso lo desesperó, viste, a punto tal que casi se vuelve a la casa llorando. Y eso quería decir que antes se tenía que jurar que vos eras caballero con otro caballero que te decía así solemnemente que vos eras caballero, ¿entendés? Y a él eso no le había pasado, entonces imaginate, en un loco como él... Porque además según lo que él había leído el que no era caballero solamente tenía que pelear con tipos que no eran caballeros, o sea, NO PODÍA pelear con un caballero que sí había jurado y todo eso. Pero no había ningún lugar de estudiar para caballero, así que ésa era la forma de recibirse de caballero allá en aquella época, anos ha. Y además tampoco podía usar la espada ni podía tener dibujitos esos que lleva el escudo, viste?
          Pero el chabón estaba tan loco que en vez de dejar todo y volverse, agarró y dijo que iba a jurar frente a alguno que pase por ahí por donde él estaba, que era algo que parece que también hacían los caballeros. Así que no se hizo ningún problema y se fue por donde el caballo se quería ir, porque así eran las aventuras que él había leído.
          Y mientras andaba el tipo decía, re loco, hablaba así en español como se hablaba antes, y decía que sí, que él iba a ser el mejor caballero, o sea en voz alta hablaba y no había nadie ¿viste?, decía “sí, yo soy el mejor y mirá encima qué linda que está la mañana cuando sale el sol y qué sé yo, etcétera etcétera”. “Cuántas cosas que voy a hacer”, decía, “y qué famoso que voy a hacer” y que pito y que flauta. “Y que alguien va a escribir mi historia, y que en mi historia pongan también a Rocinante que es mi caballo”, bueno. Y también se hacía el enamorado de Dulcinea, bah, para él él estaba enamorado de Dulcinea, y también decía cosas así tipo a los gritos por el campo, pero horas y horas, y encima empezaba a hacer calor y el tipo sentía como que se derretía, ¿viste? pero estaba tan loco que no le importaba.           El tipo SE MORÍA porque pasara algo, para empezar a hacer de caballero andante como él quería, pero no pasaba nada. Y así todo el día, y a la noche Don Quijote ya estaba muerto de hambre y re cansado, cosa que tenía que ir YA MISMO a algún lado a descansar, y de pronto apareció un lugar tipo un hotel o algo así que también te daban de comer, pero igual estaba re lejos.
          Bueno, al final llegó y vio dos negras así putísimas (porque otra palabra no hay) que se habían subido a unas carretas de unos negros que llevaban ganado a Sevilla pero que ahora las minas estaban en la puerta hablando boludeces, y él se creyó que eran tipo princesas y que el hotel ese, que era tipo un rancho cualunque, el hotel era un castillo. Así que se paró delante de la puerta, serían calculale unos diez, veinte metros, esperando que saliera alguno de esos enanos bufones que tenían los reyes a recibirlo o a anunciar que llegaba un caballero, o sea que vos tenés que pensar que el tipo se sabía todo lo que había leído, era IMPRESIONANTE la memoria que tenía para esas cosas que JAMÁS pasaban en la realidad. O sea que eso JAMÁS iba a pasar, pero justo pasa un tipo llevando unos chanchos que los llamaba con un cuerno que se usaba para cazar, y entonces el chanchero hace “tuu” “tuu” con el cuerno para llamar a los chanchos que vengan, y ahí Don Quijote se cree que le están anunciando que pase, todo en SU imaginación. Te imaginás lo que fue cuando las dos negras ignorantes lo ven entrar así vestido, se MORÍAN de miedo; encima Don Quijote se da cuenta y les habla en español antiguo, que no se vayan, que él las va a defender, que qué sé yo... Encima Don Quijote las trataba re bien y las minas eran dos yeguas mal que se encamaban con cualquiera, que encima en esa época estaba re mal visto, y entonces después como que descargaron y se le entraron a cagar de risa (bien de negra, viste, porque ya había pasado SUPUESTAMENTE el peligro y ya no necesitaban a nadie), y al principio el tipo se la aguantó, pero después medio que se iba enojando, hasta que vino el dueño del hotel a ver qué pasaba y TAMBIÉN se entró a cagar de risa de Don Quijote como estaba vestido y las boludeces que decía. Pero al final para que no se armara lío le dijo así hablándole bien que pase, que no había camas para dormir pero que capaz comida o algo así había (o sea, te das cuenta que ningún cinco estrellas). Y encima Don Quijote entraba recitando poesía y diciendo que eso era un castillo, pero el dueño del hotel se creía que le decía que él era de Castilla, aunque él era de Andalucía, bueno, no importa, la cosa es que entró y el tipo estaba mal porque no había comido nada en todo el día, imaginate.
          Bueno, las minitas entraron en el juego y le iban sacando todo, tratándolo bien para que no se enojara, pero lo que no le pudieron sacar es todo lo que es la parte de arriba de lo que sería la armadura, o sea que Don Quijote se quedó con el casco puesto porque no se lo pudieron sacar. Ridículo. Y ahí empieza a recitar y a decir que él es Don Quijote y que va a hacer todo lo que haga falta para salvar el honor de las negras chotas esas que él creía que eran princesas o algo así. Pero ellas no le decían nada, viste, ¿qué le iban a decir si estaba loco? Y además imaginate dos negras atorrantas al lado de un loco como de lo que hoy sería 70 80 años vestido como un loco. Igual le preguntaron si no quería comer algo y él dijo que cualquier cosa. Pero justo ese día era viernes y no había nada, solamente un poco de pescado, igual él dijo que sí.
          No sabés lo que era verlo comer, porque acordate que tenía puesto el casco.... Hubo que darle de comer en la boca, le daban de comer las dos negras matándose de risa. Pero lo que sí que no pudieron fue darle agua para tomar, porque se chorreaba todo, pensá que con el casco... Así que el dueño del hotel agarró y con una caña agujereada hizo una pajita y mientras le ponía vino en un vaso el otro chupaba... un plato.Y justo entró otro que también tenía chanchos, pero éste se dedicaba a cortarles las bolas no sé para qué, en serio, dice así, vos por ahí pensabas que el Quijote era todo así, vos queréis, os te digo lo que pensáis pero no, también tiene malas palabras, qué te pensás. El tipo tenía un pito que lo tocaba para que los chanchos se le acercaran, o se fueran, no sé. Y justo tocó el pito, y cuando estaba tocando el pito Don Quijote se creía que era la música tipo del rey que le habían puesto porque venía un caballero que era él, y el tipo se sentía pero bárbaro, a sus anchas, aunque lo que le molestaba era que todavía nadie lo había nombrado caballero. O sea que hacía todo lo que hacía un caballero, para él él estaba en un castillo con enanos, con princesas, con todo lo que tiene que tener un castillo que se precie de tal, pero en los papeles no era todavía nada, entonces estaba re preocupado por eso, porque volvemos al principio, él había leído que los que no eran nombrados caballeros no podían tener aventuras de caballeros, y eso a él no le gustaba nada.
          Igual era alguien que no es que se conformaba con algo que no le gustaba, ponía todo para que las cosas salieran bien, que es lo que yo pienso que hay que rescatar no sólo en él sino que en cualquiera, en cualquier persona. Eso sin dejar de mostrarse como uno realmente es y viviendo siempre el presente a pleno.

martes, 17 de febrero de 2009

IMÁGENES DE LA DECADENCIA DEL BARRIO DE FLORES

          Tengo un amigo que posee una energía vital de la que carezco, y ese particular motor lo impulsa a seguir luchando contra quienes toda batalla está perdida. Pero mi amigo es, además, un artista, un vanguardista cultural cuyo terreno de disputa es el talento; de modo que, lejos de agobiarse por el número sideral que imprime a las cosas la medianía, practica a los gritos virtuosos su oficio con la esperanza de redimir a los irrecuperables, mostrando y difundiendo la verdad.

          Renunció a los fáciles placeres del sueldo: hasta la más ínfima arveja de su plato es producto de un esfuerzo contramarea que es a la vez reflejo de su ideario. Despojado de obras sociales, vacaciones, automóvil y otras seguridades y parafernalias de clase media, mi amigo trabaja.

          Es la única persona que conozco que, exento de todo racismo, sostiene frente a quien se lo discuta -que son muchos- y con la convicción de un filósofo asentado, que un extranjero limítrofe tiene el mismo derecho que él de atenderse en un hospital público. Así ha esperado durante diez meses, sufriendo espasmos vesiculares diarios, un turno de quirófano, precedido por decenas de pacientes de origen boliviano, peruano y paraguayo, a quienes gratamente reconocía el derecho de ser atendidos "según orden de llegada" en contraste con el desprecio que les dirige sin tapujos la totalidad de la clase media porteña.

          Por otra parte, el estrecho sitial en el que se ubican los de su estirpe, lo ha obligado no a cultivar la severidad virtuosa del medio tono en la que el diálogo fluye; sino a gritar a los lejanos desposeídos, y aferrado a ese grito -que es también su lucha- continúa lanzándose al vacío de la consideración iletrada y ajena, proyectando a los negados guirnaldas hechas de esencia, aun sin esperar los milagros de la ósmosis, y le basta la sola posibilidad de su acaecimiento, aunque nunca se entere de la mínima redención individual.

          Últimamente ha ideado -junto con otros de su misma vital condición- un pequeño documental, cuya segunda parte verá la luz próximamente. En él, se retrata clara y tristemente lo que la clase media ha querido del barrio de Flores, otrora microclima de dignidad en relación de dependencia.

          Yo lo he disfrutado entristecido y emocionado.




          Recomiendo especialmente el proyecto "Cine en las Plazas" que él y otros de su inestimable amistad llevan a cabo en sus ratos libres, prescindiendo de las pavadas oficinistas del tipo "after hour"; como así también la lectura de su página web (http://cineenlasplazas.blogspot.com/); en especial, las quejas horrorosas de los vecinos linderos de la Plaza Italia descerrajadas en los comentarios, hilo por el cual se advierte el ovillo de la acendrada voluntad de fascismo que mal los ilustra.

          Por su empeño, que admiro y aliento; por la hermosa austeridad de sus pretensiones y por el camino hasta ahora recorrido, mi amigo ingresa hoy al círculo de Los Elegidos, para sonrojo vergonzoso de los que, como yo, han entregado armas de rendición.


Lectura relacionada en este mismo blog: Pequeños propietarios, 13 de marzo de 2008.

domingo, 15 de febrero de 2009

EL DATO (XIX)



  • Entre la clase media, la ronquera moderada de un hombre es apreciada como signo de masculinidad y contribuye a aportar razón práctica a los dichos del hablante que así se manifiesta.


  • La disfonía producto del consumo de alcohol o de cigarrillos es también percibida como un avance de la afabilidad del locutor. Si éste tiene entre veinte y treinta y cinco años, aproximadamente, esa peculiaridad de la voz es gratamente incorporada y causa al oyente un placer cercano al del trabajo de seducción.


  • Las voces suaves, o aquellas que no son ni graves ni agudas, suelen ser ridiculizadas por los integrantes de la clase media porteña; en especial aquellas muy agudas.


  • El varón de clase media que posee una voz acentuadamente grave esgrime esta característica como una virtud. Sus compañeros, tarde o temprano, le sugieren que tendría que haber estudiado para locutor.

EL DATO (XVIII)

  • Uno de los signos más evidentes de la mediocridad de un músico que ha tenido alguna formación académica es la alteración voluntaria de los tiempos de ejecución de los sonidos.

  • Generalmente esta deformación se perpetra en demostraciones "solistas" de sólo fragmentos, exteriorizados con pretendido sentido didáctico.

  • Ello importa las más de las veces, de parte del limitado instrumentista, una exaltación del valor de la música como fenómeno de la existencia en general y una clara subestimación del oyente, a quien suele considerar de insuficiente capacidad para captar lo que él cree determinar como una esencia.

  • Esta medianía intrascendente suele manifestarse plenamente al ejecutarse la "obra" de principio a fin y muy especialmente junto a otros músicos, lapso en el cual todos ellos compensarán sus talentos por el despliegue de movimientos de carácter espasmódico a los que asignarán tácitamente virtualidad mística.

PROPUESTA DE VALOR PARA EL "RECAMBIO TURÍSTICO"


En beneficio de la virtud, ¿condescenderían Uds. a "re-cambiarse", pero por OTROS?

viernes, 13 de febrero de 2009

DON QUIJOTE DE LA MANCHA PARA LA CLASE MEDIA PORTEÑA - CAPÍTULO I

          Mirá, la cosa es así: había una vez en España, en un lugar que no me acuerdo bien cómo se llamaba, un tipo así como vivían antes?, pero que venía de familia bien pero que ahora no tenía plata. Pero igual como hacen muchos tenía colgado en la pared tipo del living el escudo de no sé qué, una lanza, algo. Bueno, además tenía también un caballo y un perro. El tipo ya no tenía nada de la plata que habían tenido los padres, los abuelos y los tatarabuelos y capaz que antes también, así que comía lo que comen la gente que no tiene un peso, y por ahí capaz que le ponía a la pobre olla algo de más tipo los domingos o algún otro día qué el considerase especial, como ser una paloma que en ese momento era algo carísimo para comprar, así que tanto en eso como en comer toda la semana se gastaba casi todo lo que ganaba. Se vestía medio mal, con un abrigo grueso así tipo pobre, para cuando había alguna fiesta se ponía unas medias de terciopelo que se usaban antes, con zapatos de viejo que también eran de terciopelo, pero igual todos los demás días usaba el mismo saco marrón gastado horrible pero que era el único que tenía. Vivía con una sirvienta que para ese entonces era ya una persona mayor, porque 40 años para esa época era un montón. También tenía una sobrina tipo adolescente y un ayudante que hacía de todo lo que hiciera falta en la casa.

          Él más o menos tendría unos 50 años y era flaquísimo flaquísimo. Se levantaba temprano todos los días y cada tanto iba a cazar. El nombre verdadero de él tampoco se sabe bien, algunos dicen que se llamaba Quijada o Quesada, según quién sea que te contaba la historia (porque el tipo era muy conocido después de hacer todo lo que hizo y ya en esa época le habían escrito la historia), pero parece que en realidad se llamaba Quejana, no se sabe bien. Igual no importa tanto cómo se llamaba, porque lo que importa es saber bien qué le pasó.

          Así que el tipo este, tanto en el finde como en sus ratos libres (pero igual tenía un montón de ratos libres porque no hacía nada), se le ocurrió leer un montón de libros de aventuras que venían con caballeros como salen en las películas viejas, así con el caballo y todo. Así que agarró y leía, leía, lo único que hacía era leer. Y tanta cosa le agarró con esos libros (pensá que en ese entonces no había televisión), que se olvidó de todo y lo único que le importaban eran los libros y nada más que los libros que él leía. Incluso llegó a vender parte de la tierra que él tenía para comprar libros, mirá hasta dónde estaría el tipo. De todos los libros que tenía le gustaban unos que había escrito uno que escribía medio complicado, pero igual a Don Quijote le gustaba, y le gustaba también pasarse la noche entera sin dormir y viendo a ver qué decía eso que había ahí escrito, pero bueno, era muy difícil.

          Igual había cosas que no le gustaban, por ejemplo que los personajes se lastimaran todo el tiempo y que les quedara la cicatriz, pero sí le gustaba que las historias la mayoría o muchas eran de continuará, incluso él mismo se ponía a veces a escribir él cómo seguía el libro, pero era tal la locura que le agarraba por seguir leyendo y pensando en esas cosas que jamás terminó él solo nada. Lo que sí que hablaba con el cura de ahí de donde él vivía, un tipo que más o menos había algo estudiado, aunque no mucho tampoco, y que también él había leído esas cosas que leía él. Entonces discutían sobre lo que salía en los libros. Lo mismo con un peluquero que se llamaba Nicolás, se la pasaban discutiendo.

          Al final el tipo de tanto leer y quedarse despierto a la noche leyendo y no querer dormirse de día andaba todo el día medio boleado, tipo medio zombi, hasta que se le rompió la cabeza de tanto leer y pensar y no dormir, o sea que ahí Don Quijote se volvió loco. Entonces empezó a pensar que todo lo que leía en esos libros era en realidad la realidad, o sea, cuando hablaba con el cura y con el peluquero ellos hablaban de los personajes, pero cuando hablaba Don Quijote hablaba como si fuera verdad, y se ponía a defender que el Cid Campeador, que el otro Caballero, que éste hizo esto, que éste hizo lo otro, que Fulano, que Mengano, que el gigante que salía en no sé qué historia se peleaba con no sé quién, etc.

          Y así, cuando ya se terminó de poner ya total y absolutamente loco, recontra loco, se le ocurrió que él mismo tenía que ser un caballero, tipo un héroe de los que había leído, pero no un personaje en sí, sino un personaje de verdad, o sea hacerse él un caballero para hacer las mismas cosas que hacían los personajes que él había leído y que se había vuelto loco, ¿entendés?. Porque además decía que con eso se iba a hacer famoso para siempre, que a él le interesaba mucho igual que los que había leído eran famosos ya desde hacía siglos y siglos atrás, y así se imaginaba que iba a salvar a no sé qué reino de no sé quién y que lo iban a coronar como a un rey, etc...

          Así que agarró todo y empezó a hacer todas cosas para hacer que era caballero andante como decían los libros, todo como decían los libros que él tenía. Y bueno, lo primero que hizo fue agarrar unas espadas que eran tipo de los tátara tátara tátara abuelos, re viejas todas tipo llenas de hongos, incluso hechas pis encima, te juro, dice así, y agarró y las limpió como pudo. Y las cosas que les faltaban (que según él le faltaban porque decía así en los libros que él había leído), agarró y las hizo de cartón y tardó una semana en hacerlas, pero después las rompió él mismo probando las espadas a ver si funcionaban bien. Así que hizo otra vez eso que le faltaba pero esta vez les puso como unos fierros para que no se saliera con los golpes.

          Entonces después se buscó un caballo, que era el caballo de él desde añares, que estaba re viejo, re viejo, re flaco, con la parte de abajo de las patas todas así quebradas, pero él igual le pareció que era un súper caballo, el mejor caballo de todos, así que se le puso a pensarle un nombre (porque él quería que como él era un caballero, quería que le pusieran un nombre al caballo porque todos los caballeros tenían nombre del caballo) y después de como tres cuatro días le puso de nombre "Rocinante", al caballo. Porque en realidad Rocinante quiere decir “rocín – antes”, o sea que él pensaba que “antes” había sido un caballo (porque “rocín” en español antiguo significaba “caballo”) y ahora era el caballo más importante del mundo. O sea, antes era un simple caballo, y ahora no, ahora era EL caballo, ¿entendés?.

          Bueno, después otro tiempo más estuvo tratando de ponerse un nombre a sí mismo, un nombre así de cómo según él se tendrían que llamar los caballeros y que él ponerse a sí mismo un nombre así igual. Y ahí recién fue que se empezó a llamar Don Quijote, y por eso dicen que seguro que antes que se llamaba Quijada, que de ahí dicen que se deriva seguramente Don Quijote, igual como ya te dije no importa mucho. Pero como también los caballeros de los libros esos se ponían después del nombre “de algo”, como ser que había uno por ejemplo que se llamaba “Amadís de Gaula” (que era otro libro de los de la época), se puso al final “Don Quijote de la Mancha”, porque era el lugar de España en el que él estaba. Y así se pensaba que encima era un patriota, un tipo que luchaba por sus ideales, lo que sería para nosotros alguien tipo héroe, no prócer, alguien algo más, ¿entendés?.

          Entonces lo único que le faltó fue buscarse una tipo novia entre comillas pero que no era novia novia como tenían todos los de las novelas que se había vuelto loquísimo por eso. Porque él pensaba que qué bueno sería que cuando venciera a sus enemigos, tipo un gigante de esos que salían en los cuentos, y dedicarle el triunfo a su amada. ¡Cuando pensaba eso el tipo se sentía re bien! Era también parte de su locura, ¿no?, un todo. Al final eligió una que en realidad era una mujer re común, una labradora que labraba la tierra cerca de ahí, que igual él parece que ya había estado enamorado de antes pero que tampoco parece que nunca se lo dijo. La mujer esta se llamaba distinto, pero él le puso Dulcinea del Toboso, porque Toboso era el lugar que ella trabajaba o vivía, no sé, y se puso re contento porque el nombre le encantó.

jueves, 12 de febrero de 2009

YO TAMBIÉN (IN MEMORIAM JULIO)

          Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

          Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


Rayuela, Capítulo 7. Opus Magnum de la perseguida armonía entre lirismo y carne, en seis mil años de literatura.

martes, 10 de febrero de 2009

EL DATO (XVII)



  • Los individuos que componen la clase media porteña que se reconoce católica, a la vez se declaran "no practicantes".

  • Este desinterés por el seguimiento de los ritos y de las normas de conducta inherentes al credo se funda en razones de desconocimiento, pereza o desidia; y no en cuestionamientos relacionados con actitudes de oposición ideológica al dogma.

  • Ello en los hechos importa la omisión del ejercicio de las obligaciones que surgen de la doctrina a la que han adherido, circunstancia que en definitiva se traduce en la falta de observación aun de sus principios elementales.

  • Algunos ejemplos de la afirmación anterior son: la asignación a los hijos de nombres que no tienen su origen en el santoral, incluso de nombres paganos; la relativización del valor sacramental del matrimonio, traducida las más de las veces en infidelidades, embarazos por terceros, abandonos y ruptura voluntaria del vínculo; el desconocimiento de las virtudes teologales y de las cardinales -de estas últimas, los individuos de clase media no ejercen cabalmente ninguna-; la percepción del prójimo en una dimensión distinta de la fraternal impuesta por el dogma, que se extiende aun a los casos de error o comisión de delitos dolosos; el palmario rechazo de la concepción del sexo como elemento sólo de procreación -reflejo del mandato de multiplicación-; la tendencia a aferrarse a los bienes materiales antes que a cultivar la plenitud espiritual; el reemplazo y confusión de la plenitud espiritual con la tranquilidad o gozo provenientes de la propiedad de bienes materiales; la práctica del aborto; la acaloradamente defendida separación entre "Religión" e "Iglesia"; la práctica diaria de propinar al ofensor "otra herida" antes que enseñar "otra mejilla"; el incurrimiento cotidiano y desprovisto de toda culpa en cada uno de los siete pecados capitales -muy especialmente la gula, la ira, la envidia y la soberbia-, etc.

  • En este punto resulta fácil advertir que para la clase media porteña el catolicismo posee la virtualidad de infundir una "condición" antes que labrar una senda confesional. Lo mismo propugna en relación a quienes comulgan cualesquiera de los demás credos.

  • Sin embargo, y a pesar de que el catolicismo postula la igualdad de los hombres ante Dios, la "condición" católica es apreciada por los miembros de este estamento como una ventaja comparativa respecto de otras cualidades que informan la personalidad en general, y también respecto del cultivo de ideologías, artes o ciencias. Para la clase media porteña es mejor ser católico que ateo, judío, brahmán, budista, mahometano o que pertenecer a un culto de origen africano.

  • En suma, la clase media porteña adhiere como rito de pertenencia a una institución de la que, en el mejor de los casos, desconoce sus principios elementales, sus elaboraciones doctrinarias y su organización, y respecto de la cual desdeña tanto sus autoridades cuanto las reglas de conducta que impone el dogma, conformándose de este modo con la sola pertenencia formal, desprovista de contenido material y espiritual.

lunes, 2 de febrero de 2009

NUEVA ETIQUETA: EL ESPECIALISTA NO SABE, O NO QUIERE SABER


         Una importante prueba de la muerte del prójimo está dada por el hecho de que el especialista en cualquier materia, llevado por su desidia, escoge ignorar elementales contenidos de su métier -circunstancia que, por cierto, no le genera ningún cuestionamiento acerca de la desvirtud de tal estado del espíritu frente a la verdad-. Así, no es improbable que el "repositor" de un supermercado no sepa en qué batea se ofrecen las mayonesas, y aun a qué hora finaliza su turno de trabajo -pues aguarda que alguien avise que "tenemos que irnos"-; que el taxista desconozca la calle que le indicamos o que el agente de policía desconozca la ley que está llamado a defender. Callaré algunas cuestiones que involucran a personajes de cierta importancia porque están todavía vivos, pero cuando se mueran -como fervorosamente espero- las daré a luz, con la intención cobarde de que se haga abstracta justicia y quede mellado el honor de aquellos onerosos privilegiados.

         De momento, me propongo registrar pequeños-grandes ejemplos cuya singularidad resulta aparentemente inofensiva, pero cuya acumulación claramente contribuye a la desertificación de todas las esperanzas.

         Acaba de suceder en este bar lo siguiente: el encargado -quizás el dueño- del local se ha acercado a mi mesa. Pregunta: Disculpame, ¿tenés Internet? Contesto que sí. Ah, porque hay unas chicas en la otra mesa que no tienen. ¿No sabés qué puede estar pasando? Contesto que no. Le sugiero que intenten conectarse manualmente, sin esperar la señal que emite el equipo que él mismo instaló. No contesta y se marcha murmurando consternadamente.



En la imagen: Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, cuya niñez y primera adolescencia transcurrieron en adhesión a los principios de la ideología nazi. Recientemente levantó la excomunión recaída sobre ciertos sacerdotes que habían negado el Holocausto.

domingo, 1 de febrero de 2009

ENCUESTA SENCILLA PARA PEQUEÑOS PROPIETARIOS

          En esta ocasión, el cuestionario se presenta reducido a una sola pregunta, y tiende a comprobar la cantidad de respuestas:



Nombre Ud. todos los grandes personajes de la Historia Universal
que conozca.



          Variante: Nombre Ud. todos los grandes personajes de la Historia Universal que conozca, con exclusión de Napoleón, San Martín, Hitler, Mussolini, Franco, Julio César, Nerón, Cleopatra y Jesucristo.



1) ¿Considera Vd. a Hitler como un “gran personaje” de la Historia Universal? ¿Por qué?
2) ¿Considera Vd. a Cristo en el mismo sentido? ¿Por qué?
3) ¿Qué requisitos debe reunir un “personaje” para ser incluido en esta categoría?
4) ¿Qué diferencias encuentra Vd. entre una persona y un personaje?
5) ¿Qué es una persona?
6) ¿Le ha interesado esta encuesta?