martes, 10 de febrero de 2009

EL DATO (XVII)



  • Los individuos que componen la clase media porteña que se reconoce católica, a la vez se declaran "no practicantes".

  • Este desinterés por el seguimiento de los ritos y de las normas de conducta inherentes al credo se funda en razones de desconocimiento, pereza o desidia; y no en cuestionamientos relacionados con actitudes de oposición ideológica al dogma.

  • Ello en los hechos importa la omisión del ejercicio de las obligaciones que surgen de la doctrina a la que han adherido, circunstancia que en definitiva se traduce en la falta de observación aun de sus principios elementales.

  • Algunos ejemplos de la afirmación anterior son: la asignación a los hijos de nombres que no tienen su origen en el santoral, incluso de nombres paganos; la relativización del valor sacramental del matrimonio, traducida las más de las veces en infidelidades, embarazos por terceros, abandonos y ruptura voluntaria del vínculo; el desconocimiento de las virtudes teologales y de las cardinales -de estas últimas, los individuos de clase media no ejercen cabalmente ninguna-; la percepción del prójimo en una dimensión distinta de la fraternal impuesta por el dogma, que se extiende aun a los casos de error o comisión de delitos dolosos; el palmario rechazo de la concepción del sexo como elemento sólo de procreación -reflejo del mandato de multiplicación-; la tendencia a aferrarse a los bienes materiales antes que a cultivar la plenitud espiritual; el reemplazo y confusión de la plenitud espiritual con la tranquilidad o gozo provenientes de la propiedad de bienes materiales; la práctica del aborto; la acaloradamente defendida separación entre "Religión" e "Iglesia"; la práctica diaria de propinar al ofensor "otra herida" antes que enseñar "otra mejilla"; el incurrimiento cotidiano y desprovisto de toda culpa en cada uno de los siete pecados capitales -muy especialmente la gula, la ira, la envidia y la soberbia-, etc.

  • En este punto resulta fácil advertir que para la clase media porteña el catolicismo posee la virtualidad de infundir una "condición" antes que labrar una senda confesional. Lo mismo propugna en relación a quienes comulgan cualesquiera de los demás credos.

  • Sin embargo, y a pesar de que el catolicismo postula la igualdad de los hombres ante Dios, la "condición" católica es apreciada por los miembros de este estamento como una ventaja comparativa respecto de otras cualidades que informan la personalidad en general, y también respecto del cultivo de ideologías, artes o ciencias. Para la clase media porteña es mejor ser católico que ateo, judío, brahmán, budista, mahometano o que pertenecer a un culto de origen africano.

  • En suma, la clase media porteña adhiere como rito de pertenencia a una institución de la que, en el mejor de los casos, desconoce sus principios elementales, sus elaboraciones doctrinarias y su organización, y respecto de la cual desdeña tanto sus autoridades cuanto las reglas de conducta que impone el dogma, conformándose de este modo con la sola pertenencia formal, desprovista de contenido material y espiritual.

4 comentarios:

Ars Urbanitas/HAMLET dijo...

A MI NO ME MIREN...COMO CUANDO EL MENEMISMO SE APODERO DEL PERONISMO, MOMENTO EN EL QUE MANDE EL TELEGRAMA Y ME DESAFILIÉ... YO HACE TIEMPO, CONCRETAMENTE DESDE QUE HABEMUS PAPA NAZI, ME HICE ANGLICANA, COMO MI ABUELO , EL INGLES. OFICIALMENTE.

Casandro dijo...

El anglicanismo no es muy diferente del catolicismo. Y no se olvide que lo impuso Enrique VIII bajo admonición de persecución y muerte a quien se opusiera.

Ars Urbanitas/HAMLET dijo...

Si, es cierto. Y ese de imponerse por sobre la mediocridad farisea que sabía y aceptaba una amante pero le negaba que su amada fuera su esposa, es la arista más rescatable de tal deleznable sujeto. Làstima que despuès se le hizo costumbre ...

De todas formas nadie manda ni el alma ni en la conciencia del individuo honesto... Ese que siempre está solo consigo mismo.

Casandro dijo...

La felicito por la tensión entre el hippismo del primer párrafo y la delicia revolucionaria y lírica del segundo.