domingo, 23 de noviembre de 2008

LOOK AT THIS



          El próximo posteo será sobre Alemania, quizás, después de China, el país más temible del mundo.

          Baste por ahora esta imagen infame, que seguramente todo el mundo conoce, pero que no está de más recordar.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

UTOPÍA PARA PRINCIPIANTES

          Se podrá decir lo que se quiera acerca de la efectividad de las ideas anarquistas. Lo que no se puede negar es el tesón de sus bardos, la exquisita prédica en el desierto, la pasión pseudo-científica que los llevó a morir bajo las balas policiales sin que a nadie le interesara un pito.

          Van aquí unas coplas de principios del siglo XX, compiladas en un disco de vinilo de esos a los que se animaba Héctor Alterio hace cuarenta años:


Soy un nuevo payador
del territorio argentino
y voy buscando el camino
de nueva felicidad.

Solamente la verdad
es el arpa que yo entono
y con mi canto pregono
el sol de la libertad.

Abajo los usureros,
mueran todos los rentistas,
todos los capitalistas
y la religión impía

que ya se aproxima el día
de la paz universal
y del concierto social
bajo el sol de la anarquía.

domingo, 16 de noviembre de 2008

AGUANTE HOWARD



          Por mi cara, por el timbre de mi voz, por mi porte de inmigración espantosa, por mis titubeos, me habrían hecho callar antes del primer minuto. Meses o años después, habrían utilizado los elementos de mi discurso para defender posiciones o para despreciar a algún otro. Yo habría muerto antes, o estaría ya en la miseria y en la desconsideración del prójimo; y cuando en alguna reunión de paupérrimos explique que aquellas palabras eran mías, a nadie le importará, porque ninguno comulgará ni siquiera al nivel de la sospecha principios de este tipo, aun si quedaran en la calle o sucediera alguna otra desgracia terminal.


Video: Alegato del Arq. Howard Roak en The Fountainhead (1949)

sábado, 15 de noviembre de 2008

VALERIA LYNCH



Sí, sí, todo lo que quieran. Pero canten esto así.



Gracias a Plica Plica que, inspirada por los eucaliptos,
encontró este video después de haberse probado un vestido verde.

viernes, 14 de noviembre de 2008

OLIVERIO GIRONDO PARA LA CLASE MEDIA



Se miran, se calculan, se respetan,
se saludan, se esconden, se palmean,
se presienten, se espían, se toleran,
se sonríen, se miden, se recelan,
se avecinan, murmuran, se molestan,
se silencian, se envidian, se rebelan,
se entreveran, se mienten, se pelean,
se demandan, se muerden, se aparean,
se arrepienten, asumen, se sinceran,
se disponen, se creen, se pasean,
se deslumbran, se invitan, se festejan,
se cocinan, se compran, se conversan,
se vigilan, se chocan, se entremiran,
se contienen, se embaucan, se aniquilan,
se calientan, se atacan, se regulan,
se difaman, se esquivan, se entreculpan,
se apalean, se acusan, se provocan,
se intervienen, se juzgan, se desbocan,
se amenazan, renuncian, se maltratan,
se recuerdan, se cobran, se agigantan,
se demuelen, se ignoran, se desalman,
se indolentan, se invocan, se acobardan,
envejecen, se encuentran, se descubren,
se interpretan, se mueren y se pudren.

martes, 11 de noviembre de 2008

IN FALSA PAUPERIS FORMA


          Juan Román Riquelme, símbolo de la movilidad social ascendente, festeja un tanto más en la carrera que lo arrancó del barro. Tampoco en esta ocasión sonríe, porque padece un trauma que le impide relacionarse regularmente con el prójimo. No obstante, es en el imaginario un triunfador (vernáculo) que en Europa hubo de sufrir la impericia y la discriminación, y hoy regresa del exilio como un héroe épico que a fuerza de esos injustos padecimientos alcanza el triunfo.

          Para los ricos es chic ser de Boca Juniors, una especie de repetición ritual de la muzzarella con champagne que hace dieciocho años invadió la moda de los pudientes. La clase baja es toda de Boca Juniors, y cada vez son más los padres de clase media de River Plate cuyos hijos, inducidos por la selección de información -obsérvese que, si bien son dos los "punteros", sólo se muestran jugadores de uno-, son de Boca Juniors.

          Desde que el magnate Mauricio Macri asumió la presidencia de Boca Juniors (ver El Dato XIV), el club que reunía a los pescadores más paupérrimos y a los hinchas más indecorosos revirtió en una explosión de merchandising, marketing y show business que sedujo a las clases empresariales y aun a la clase política. Las ventas son regenteadas por una empresa denominada contradictoriamente "Asociación Civil Club Atlético Boca Juniors Sociedad Anónima", que promueve demandas civiles contra empresas y particulares que venden camisetas o cualquier otro objeto que se identifique con el club centenario.

          Por ósmosis social, los principios burgueses de exclusión se fueron aplicando lentamente a la nueva imagen del otrora Club de la Ribera (de la Ribera del Riachuelo, una masa inconmensurable de agua podrida en cuyo cauce venenoso y estancado flotan a media agua cadáveres, automóviles robados, barcos inútiles y detritos de quince millones de personas).

          Así, una de las primeras medidas de erradicación que tomó el ingeniero Macri -cuyo padre, asociado al poder militar y civil, es uno de los principales especuladores financieros y generadores de pobreza de sudamérica- fue la demolición de toda una tribuna lateral, sustituida rápidamente por palcos que se remataron en cientos de miles de dólares cada uno. Seguidamente, constituyó un "fondo fiduciario" que cotizaba en la bolsa de valores. A pesar de ser el club más popular de la República Argentina, Boca Juniors suspendió desde hace años la suscripción de socios: la única posibilidad de "pertenecer" a Boca es esperar la muerte del titular de un carnet, y pagar esa membrecía a precio de oro. Por otra parte, como en todos los círculos de exclusiva admisión, es muy poco probable que un espectador del equipo rival tenga derecho a presenciar el partido, pues el club inició también hace años la malhadada costumbre de conceder a los visitantes sólo el 10% de las ubicaciones disponibles en su estadio, que, sin embargo, cuenta con unas 40.000 localidades. No obstante, los hinchas boquenses tampoco pueden adquirir entradas si no son socios, pero, como se dijo, no es posible afiliarse sino a un precio que no determina el propio club, sino el mercado. Un carnet de Boca es hoy tan escaso en la oferta de bienes como un Ford "A" en buen estado o un submarino. Hay más marcapasos que credenciales de socios de Boca Juniors.

          Pero quizás el efecto más sorprendente de toda esta perversión de las esencias es la conciencia de apropiación que gravita en cada uno de los comuneros boquenses. En el "sentimiento azul y oro" todas las clases quedan fundidas en la pertenencia a una institución respecto de la cual, ya que ha puesto altísimo precio a todo, los "adquirentes" son un poco propietarios, clasificación que conviene a todos: a los ricos, porque están acostumbrados; a los pobres, porque nunca lo fueron y ahora sí; a la clase media, porque la propiedad es su afición valorativa por excelencia. Finalmente, las clases altas practican la sensación de haber redimido a ciertos villeros que ahora son parte de sus motivos de alegría, y festejan las gambetas y goles del mismo modo que los logros empresariales. Del otro lado, los desposeídos de La Boca, para quienes el estadio es el único símbolo de gloria erigido entre los conventillos destruidos, las casas de chapa y las cantinas abandonadas, se han también apropiado simbólicamente de una nueva infraestructura, a la que el nuevo dinero ajeno -y ahora imaginariamente propio- le ha facilitado la consecución de logros objetivamente deportivos, pero subjetivamente míticos.

          Hoy Boca Juniors es un enorme juego de ricos del cual los pobres se enorgullecen, a pesar de que la casi totalidad de las masas pauperizadas no puede entrar al Estadio, y está obligada a que la acepten en algún bar con televisión codificada para acceder de algún modo a aquello que, hasta hace pocos años, no demandaba más dinero que el de una entrada de cine, a cuya sala cualquier habitante del suelo argentino, sin excepción, podía entrar libremente.

          Los excluidos que aman al club que no les deja pertenecer aceptan, a través de la televisión, la devolución mediatizada de su afición; esto es, la imagen de la imagen. Clarín, para legitimar la estafa, aporta su enorme roca mediocrizante, haciendo de todos el grito de Riquelme, al setenta por ciento de la superficie impresa y en medio de una algarabía fotografiada que es también ajena, pero que los marginados -clase media incluida- aceptan como propia, con la felicidad conformista de una esposa sometida.

lunes, 10 de noviembre de 2008

EL DATO (XIV)



  • La mayoría de la clase media porteña eligió Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires al millonario Mauricio Macri por dos razones. La primera, su deseo de "limpiar" la ciudad de negros y delincuentes, acción de gobierno para la cual lo creen al extremo capaz, dado su carácter empresarial y su pertenencia a la raza blanca.


  • El segundo motivo, un asombroso razonamiento por analogía: Si Macri sacó campeón a Boca después de tantos años y levantó el club de donde estaba, yo creo que con la Ciudad puede hacer lo mismo, y lo va a hacer.


  • A la clase media porteña no le importó, por entonces, que el elegido perteneciera a una de las élites económicas más encumbradas del país, cuyos negociados y asociaciones con el poder cadyuvaron al acrecentamiento de la brecha entre ricos y pobres en más de un 700% en treinta años.


  • Tampoco tomó en cuenta las acusaciones de contrabando que pesaban sobre él y su padre, que le valieron sendas condenas en primera y segunda instancia y que sólo alcanzaron veredicto absolutorio en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, mediante el voto de jueces comprados que fueron posteriormente juzgados y removidos de su cargo por -entre otros- ese acto de corrupción.


  • Hasta el momento no se ha cumplido ninguno de los objetivos publicitados por el partido del electo. No obstante ello, en la ciudad ha aumentado el precio de los peajes, el de la hora de estacionamiento en la vía pública, el del boleto de los cines y teatros comunales; ha aumentado el sueldo del personal jerárquico del gobierno; ha disminuido la cantidad de zonas en las que se podía antes estacionar gratuitamente; se ha duplicado, triplicado y hasta cuadruplicado el impuesto inmobiliario; se ha duplicado y hasta triplicado el impuesto a la radicación de automóviles; no ha aumentado el presupuesto de mantenimiento de los hospitales públicos ni el presupuesto educativo; los niños de las escuelas públicas reciben menos alimento provisto por el Estado local; se han colocado más aparatos de medición de faltas de tránsito; bajo el pretexto de traer el asfalto, la ciudad contrata, a pesar de la prohibicion constitucional, con empresas del "Grupo Macri" y vende uno por uno a compradores particulares que viven en countries los cientos de miles de bloques de piedra que extraen de las calles y que pertenecen a canteras ya agotadas; gran cantidad de aceras ha trocado las baldosas centenarias y ornamentales por "cemento peinado" colocado por empresas del "Grupo"; los inspectores municipales exigen a los consorcios de copropietarios la realización de aparentes "obras de mantenimiento" carísimas, bajo apercibimiento de altísimas multas; a pesar de la promesa de construir más líneas de subterráneos y prolongar las existentes, ya ha declarado que nada hará al respecto, salvo comprar vagones suplementarios a través de una empresa del "Grupo"; se ha dejado de fijar en las esquinas rampas para discapacitados; se ha suspendido más de la mitad de las actividades culturales que solventaba la ciudad, entre ellas, la celebración del carnaval; a pesar de que durante este corto período de gobierno Buenos Aires se ha inundado cada vez que arrecia sobre ella un temporal, el Jefe de Gobierno ha dicho con toda soltura que puede esperarse que tal situación se repita por los próximos cinco años; uno de sus proyectos holísticos -hasta ahora detenido en su ejecución- propone demoler los hospitales neuropsiquiátricos y construir allí una "Ciudad Ejecutiva" moderna, sede del gobierno y de los ministerios; ha intentado realizar gestiones con los gobernadores para que los enfermos provinciales no vengan a curarse a los hospitales porteños; lo mismo ha hecho respecto de la asistencia de niños peruanos, bolivianos y paraguayos a las escuelas de la ciudad -Macri pretende que se suscriban especies de "pactos de reciprocidad"; esto es, pedir algo a cambio del niño que "utiliza" los servicios educativos "prácticamente gratis"-; se ha manifestado en contra de la realización del prestigioso Festival de Cine Independiente que año a año se celebra con éxito mundial, y preventivamente ha despedido a su organizador, un reconocido especialista; planea limitar considerablemente el ejercicio del derecho de manifestación, vedando calles y avenidas al paso de quienes lo pretendan ejercer; ha condenado a los taxistas que circulan por el centro a no utilizar ciertos "carriles exclusivos" por los que sólo deberán andar los colectivos cuyas concesiones usufructúa el "Grupo Macri" -que provee, además, las máquinas expendedoras de boletos-; les ha exigido también mayores requerimientos para renovar las licencias, requisitos que son visados por una oscura sociedad llamada "SACTA" que pertenece también al "Grupo"; ha impedido que una empresa que no era del "Grupo" continuara construyendo una "bajada de autopista", constituyéndose personalmente en el lugar; finalmente, con el pretexto de "limpiar" la Administración de empleados nombrados "a dedo" o que sólo figuraban en las listas de cobro, echó a la mitad del personal de la Ciudad, y configuró -al estilo soviético o alemán de preguerra- una lista minuciosa de cada uno de los que quedaron, en la que debe consignarse especialmente la "tarea útil" que está llamado a realizar en su cargo -una especie de resurgimiento del "trabajador esencial"-.


Fotografía: El Ing. M. Macri festejando en el bunker partidario su triunfo electoral, junio de 2007. De espaldas, un guardián superfluo aunque simbólico, rapado al estilo nacionalsocialista.

viernes, 7 de noviembre de 2008

TRAJO EL PROGRESO

          José Félix Uriburu deshonró especialmente las insignias provistas por el Estado, tomando por la fuerza el Poder Ejecutivo –que entonces desempeñaba regularmente el Dr. Hipólito Yrigoyen- el 6 de septiembre de 1930. Tenía 61 años; antes de esa oprobiosa acción, y con recursos del país contra el que se rebelaría, había completado sus estudios en la Europa de la Paz Armada, al calor de las primeras ínfulas radicales del joven fascismo racista.

          Como exigía su profunda psicopatía, desplegó su condena autoritaria sobre todo aquello que no se aviniera al orden patológico que lo informaba –nota común, por otra parte, a cualquier autoritario, célebre o anónimo-; y así, fogoneado por su desvirtud holística y secundado por los pobres de siempre, comenzó por encarcelar al propio presidente depuesto, despropósito que perpetuó a través de otros objetivos secundarios, persiguiendo a todo aquel que manifestase o hubiese manifestado con anterioridad al día de su asunción cualquier idea que no se adecuara al oscuro decálogo de su desarreglo.

          Iluminado –igual que cada singular mandamás- por las luces desvariadas de su encantamiento mórbido, el día de su violenta consagración decretó una ley marcial que, entre otras injusticias, impuso el juicio sumario y el fusilamiento inmediato de los delincuentes comunes hallados in fraganti, bajo las órdenes de cualquier cuadro del Ejército con grado de subteniente o mayor. Respecto de los disidentes, organizó un sistema parapolicial de exterminio, cuyos principales elementos fueron –a la usanza de los coetáneos modelos italiano, ruso y alemán- la nocturnidad, el secuestro, la delación y el tormento. Su gobierno dio a luz una nueva forma de manifestación de la llamada microfísica del poder, consistente en la proyección de descargas eléctricas de alto voltaje sobre el cuerpo de los apremiados; el invento, obra de sus adláteres espantosos, fue luego adoptado por las dictaduras más temibles del planeta.

          Mesiánico y poseedor de una irrevocable sensación de obrar en la verdad, llamó a elecciones en una de las provincias que intervino –que fueron todas las del país-, y al resultar vencedor el partido al que pertenecía el presidente derrocado, anuló por decreto el acto. En adelante, y por espacio de doce años –aun muchos después de su muerte, en 1932- la legitimidad de las autoridades constituidas se cimentó en el llamado fraude patriótico del que Uriburu se jactaba, tramoya soberbia conforme a la cual se daba contusa legalidad a los guarismos ideados por el poder, que de esa forma se renovaba por sí mismo, con independencia de toda otra voluntad.

          No obstante la vergonzosa crónica que antecede, existe un enclave bonaerense que aún hoy glorifica la figura del enfermo. Seducido por las formas monumentalistas claramente evidenciadas en su cementerio, Balcarce exhibe sin vergüenza la única estatua de José Félix Uriburu existente en el país [foto], hito de inicio de la tal vez única avenida que en toda la nación lleva su nombre. El ecléctico uniforme del general representado, que tanto conjuga tendencias pampas como prusianas, se yergue desde un alto pedestal de mármol frente a la plaza principal del pueblo, paradójicamente llamada Libertad. Su postura, aun en el bronce, es de suficiencia y desprecio. Ya moldeado en el metal de su espada, como él quería, el sueño demencial del ideario crónico que lo afectaba preside un hermoso boulevard que se multiplica en árboles, farolas, fuentes y macetas dieciochescas, para solaz de la ignorancia paseandera. Hay placas que lo vivan en el mármol negro como toda su muerte, y vez a vez algún empleado municipal, como un edecán incansablemente leal, siembra margaritas o especies reglamentarias en el humus incesante.

          El horroroso general ha encontrado en los balcarceños un Hades descabezado en el que todas las pobrezas confluyen para honrar su maculado proyecto. Ninguna de las iniciativas de demolición del monumento prosperó jamás, en setenta y dos años que a la fecha lleva de emplazamiento. El orden uriburesco impera en Balcarce, cuyos habitantes postulan el patrón medieval de asentamiento: voluntariamente sometidos a las determinaciones del dueño de la tierra, se alegran cuando llueve, porque el empleo subordinado en la campaña es la única forma de trabajo que conciben, fuera del encuadramiento municipal. Los cuatro o cinco cafés habilitados –cuatro o cinco cafés para cuarenta mil habitantes- cierran antes de las diez de la noche, porque ésa es la hora en que este pueblo inmóvil se echa a dormir hasta la diana de las siete. El único cine del centro, cerrado hace años, fue arrendado un tiempo por el Partido Justicialista, y hoy es un inmueble ocioso. El Teatro Municipal, construido durante la última dictadura militar, ha suspendido hace más de un año sus longevas tareas de refacción: no hay compañías de teatro locales ni es posible que vengan otras, porque, a salvo el salón de representaciones de alguna escuela, no habría adónde llevar a cabo las funciones. La única librería más o menos surtida que existe en la ciudad abre sólo los martes y los jueves por la tarde, después de la siesta. Sí hay un pretencioso café literario, cuyo escueto horario de 18 a 20 despeja cualquier eventual discusión sobre letras o sobre cualquier otra cosa. Hasta la Liga Balcarceña de Fútbol canceló desde hace años sus campeonatos; algunos equipos participan con desgano y poco éxito en los torneos de las ciudades vecinas. Las casas son más caras aquí que en otros pueblos, porque los balcarceños –al igual que en los modelos holísticos- no quieren a nadie que haya emigrado de ningún otro lado, aun de Buenos Aires.

          “A mí –dijo alguna vez un balcarceño-, y creo que a mucha gente, no me interesa el debate del cambio de nombre de la avenida Uriburu. ¿A quién le interesa la historia de este personaje?, y si le pusieron Uriburu, ya está. Déjense de joder con los cambios al vicio. Señores concejales y políticos: hagan cambios para hoy, para el presente y para bien. Para eso los ciudadanos los elegimos. A quién le importa quién fue Uriburu”. Los memoriosos y los revisionistas afirman que con Uriburu vino el terraplén, el camino al cementerio, y el asfalto; es decir, con todas las letras, Uriburu “trajo el progreso”.

          Ajeno a la desidia colectiva, debajo del bronce, el dictador sonríe. No ha sido un Stalin, no ha sido un Franco, pero ha tenido más suerte que ellos. Tuerto como es, no le importa que nadie se dé cuenta de nada, ni siquiera de él mismo; porque más acá de la muerte está la obra que lo ha sobrevivido y que ahora ve con ojos inundados de gloria vesánica. Igual de muertos que los hombres y mujeres balcarceños, mamíferos apáticos que tampoco quieren ver.

jueves, 6 de noviembre de 2008

DÍNAMO

          Y por si no fuera horrorosamente eficiente el dictamen de sobremesa, frente a la apatía de los demás, que lo ignoraban, también defendía la postura de que Yashin había sido mejor arquero que Fillol, la Araña Negra, habría que haber visto cómo volaba, el mejor arquero de todos los tiempos.

          Era del Dínamo de Moscú; aquellos equipos no podían salir del país, porque son comunistas y tanta movilización de seguridad. Por esa razón el Dínamo no participaba en competencias internacionales; existe un gran problema con los equipos rusos, que por disposición de las autoridades no pueden salir del lugar en que se juegan los torneos, no se mueven de lo que sea nacional y no está tan mal. Así mi padre dictaminaba que no había con qué darle a Yashin, la Araña Negra del Dínamo, que usaba un buzo negro y tenía unas manos enormes, más grandes que las elefantiásicas de Fillol, y que abarcaban toda la pelota. La Araña Negra tenía la habilidad de tomar la pelota de fútbol con una sola mano, y una potencia que lo había llevado, impulsado por un talento anterior a la intención, a convertir un tanto de arco a arco con uno de sus tentáculos desproporcionados, y se lo anularon y generaron una polémica que aún no ha terminado.

          Yo entonces defendía subordinadamente la postura de que Yashin el inexistente, era o había sido el mejor arquero de todos los tiempos, así como resultaba indiscutible que Björn Borg era y sería el mejor tenista. Pero no estaba convencido de que Yashin fuera el mejor arquero de todos los tiempos, porque nunca lo había visto, ni a él ni al sombrío Dínamo de Moscú.

          Allá donde estoy solo, la verdad más esencial es que quiero que Yashin haya sido el mejor arquero del mundo, que se haga de una vez justicia con el abstracto Dínamo, imposibilitado de jugar la Copa Intercontinental por determinación injusta del Kremlin fantasmal, destronar a Fillol, consagrar su claudicación frente a la estepa negra y pretérita; pero no me sale, no puedo sino creer que Fillol es y será el mejor de todos los tiempos, el Pato Fillol arquero de River y de la Selección Argentina 78 y no la Araña Negra que por mi desidia no conozco, por mi gran desidia, por mi grandísima desidia. La araña vuela en el pasado inconmovible anterior a mi nacimiento siniestro, pero yo sé muy bien que Fillol atajó seis penales cuando jugaba en Quilmes y tengo una tristeza que no me deja averiguar dónde y cómo la araña, en tanto nadie puede salir de Moscú y yo tampoco y Fillol no se va de River Plate, amor que habría que aprender y que no puedo y pago con angustia que atemoriza y que vuela hacia los vulnerados y paupérrimos rincones de mi habitación y del mundo, vuelo torpe de pájaro bobo que palmotea a despecho de la gloria de Yashin, sombra ficcional más poderosa que la esencia, la araña negra del sacrificio esencial, el invicto dentro de cuyas manos enormes todo queda atrapado.

domingo, 2 de noviembre de 2008

NI UN LIBRO

          -Vos entrás así por la entrada, ¿no?, y entonces tenés a la derecha una entradita que va a lo que sería el dormitorio de ellos que da a la calle, con una baulera que le hicieron arriba del placard, que eso es algo que Fernanda tenía idea ya desde antes que se fueran a vivir y se la mandó hacer... se la hicieron en una semana y le quedó... A la derecha de cuando venís entrando, viene a ser lo que es el living, ahí le pusieron los sillones del casamiento -que juntaron dos tres cosas que les habían regalado que no les gustaban, una cafetera, una balanza digital, no sé, y no sé qué otra cosa-; y una chimenea chiquita pero muy linda.

          -Ahá.

          -Hermoso.

          -Y después la cocina que se hicieron ¿la isla, viste?, hermosa, con la heladera noufrost de acero inoxidable, y una mesadita donde ponen la procesadora, los cuchillos, todo eso, y una ventanita que da al jardín del vecino, hermoso.

          -Qué lindo...

          -Y después si vos seguís por el living llegás a un pasillito que llegás al dormitorio que piensan tener para los chicos y que por ahora tienen la computadora que en realidad no le dan mucho uso; ahí juntan un poco todo también. Y después un alerito de Pevecé que se lo hizo poner él, que abajo pusieron unas macetas que una amiga que es paisajista se las eligió, son poquitas pero no sabés qué delicado. Las ventanas todas con vuál blanco y ah, arriba tienen otra lo que sería baulera que ahí pusieron todos los regalos de casamiento que piensan cambiar pero que eso después va a ser nada más que un cuarto tipo baulera...

          -Claro...

          Entonces, ya hastiado, me crucifiqué delante de todos, que escuchaban aferrados a la legitimación de sus ideales inmediatos:

          -¿Y los libros adónde los ubican?

          -¿Qué libros?

          -¿No tienen libros?

          Ni siquiera se hizo un silencio; mi pregunta no interesaba a nadie: ni a la madre que narraba la peripecia inmobiliaria de su hija desposada, ni a sus parientes, ni a la parte de mis amigos casados que no sé por qué seguía frecuentando, aún faltando una semana para que Fernanda y Marcelo llegaran de la luna de miel en Buzios. Sentíamos que la fiesta de casamiento nos había unido, Dios mío.

          Inmediatamente, como si no hubiese acotado nada, Franco quebró la desatención de la narradora, proyectando próximas erogaciones atinentes a las economías del apareo legítimo:

          -Mirta, y dígamé, ¿no sabe si les salió muy caro el Pevecé?

sábado, 1 de noviembre de 2008

FORMULACIÓN CIENTÍFICA DE LA LLANEZA DEL OTRO


          Lamentablemente las esencias parecen ser mutables: una de las pruebas más contundentes es la circunstancia de que el Otro dedica la totalidad de su vigilia a degradar la suya.

          En sentido popular, podrían aplicarse a la carretada humana diversos axiomas que la clase media conoce por haberse aficionado a las foráneas Leyes de Murphy, y así es posible enunciar sin dificultad -y constatar minuto a minuto en el mundo de los hechos- reglas de execración tales como:


          "Si existe la posibilidad de que una persona adecue sus actos a la persecución de su interés personal, entonces todos sus actos, aunque parezcan solidarios, serán manifestaciones de la persecución de su interés personal";

          "Si una relación entre personas reporta para alguna de ellas más esfuerzo que placer, entonces esa relación finalizará";

          "Dado que los actos humanos se motivan en la sola satisfacción del interés individual, si una persona padece un sufrimiento y la otra no, esta última no aportará a la primera más que una opinión desbrozada de todo compromiso, y lo hará sólo para evitar un conflicto de cualquier orden";

          "Dos personas se aman para satisfacer apetencias individuales a partir de la presencia o de los actos del otro, que a la vez está presente o actúa motivado por las mismas causas". En consecuencia: "La decisión de procrear es individual y se basa en un impulso de satisfacción personal".

          "El derecho de propiedad es la manifestación en el mundo de las cosas del deseo de prevalecer sobre el Otro".


          Y hay muchísimas más. Modernamente, se ha determinado aun con rigor científico que con sólo conjugar los elementos presentes en el entorno, es posible predecir cuáles serán estos comportamientos y cuándo finalizarán.

          Se trata del llamado "Principio de la Mediocridad", que sostiene previsiblemente que no existen observadores privilegiados para un fenómeno dado. Aplicada a la sociología, la regla conduce a reconocer que este o cualquier momento histórico nada tienen de intrínsecamente especial (Wikipedia), pues el mundo está gobernado por mediocres (disneydrow).

          "Para que una idea, un producto, una moda, incluso un partido político, triunfen -describe la última de las fuentes citadas- debe ser aceptado por gran parte de la sociedad, lo que implica llegar hasta los mediocres. Por esto se afirma que es el mediocre el que manda, el que realmente produce los cambios, y aquellos que se salen de la media, bien por exceso o bien por defecto, en cualquier faceta, no ejercen ninguna influencia relevante sobre el mundo".

          Yo, que soy diferente por defecto, sólo a veces puedo predecir las variantes del comportamiento habitual, que esforzadamente, como un organizado ministerio espurio de Vialidad, ensarta baldosa a baldosa su propio camino para desviarse de la buena esencia, o de la esencia de lo bueno. A cada estafa del prójimo sobreviene entonces una irremediable angustia -pues soy insuficiente frente a todos los que hay-, que ni siquiera queda mitigada cuando en algún libro antiquísimo me entero de que esas miserias se vienen repitiendo desde que el mundo es mundo, pues, a la vista de toda esa porquería, soy un boludo que no me doy cuenta de nada.



          Hay que ser un poco zorro, enseña la clase media embebida de individualidad cuentapropista, y en esa prevalencia de la astucia sobre la razón se va rotisando día a día el carnero hurtado de la supervivencia, es decir, nada menos que la Historia.