jueves, 6 de noviembre de 2008

DÍNAMO

          Y por si no fuera horrorosamente eficiente el dictamen de sobremesa, frente a la apatía de los demás, que lo ignoraban, también defendía la postura de que Yashin había sido mejor arquero que Fillol, la Araña Negra, habría que haber visto cómo volaba, el mejor arquero de todos los tiempos.

          Era del Dínamo de Moscú; aquellos equipos no podían salir del país, porque son comunistas y tanta movilización de seguridad. Por esa razón el Dínamo no participaba en competencias internacionales; existe un gran problema con los equipos rusos, que por disposición de las autoridades no pueden salir del lugar en que se juegan los torneos, no se mueven de lo que sea nacional y no está tan mal. Así mi padre dictaminaba que no había con qué darle a Yashin, la Araña Negra del Dínamo, que usaba un buzo negro y tenía unas manos enormes, más grandes que las elefantiásicas de Fillol, y que abarcaban toda la pelota. La Araña Negra tenía la habilidad de tomar la pelota de fútbol con una sola mano, y una potencia que lo había llevado, impulsado por un talento anterior a la intención, a convertir un tanto de arco a arco con uno de sus tentáculos desproporcionados, y se lo anularon y generaron una polémica que aún no ha terminado.

          Yo entonces defendía subordinadamente la postura de que Yashin el inexistente, era o había sido el mejor arquero de todos los tiempos, así como resultaba indiscutible que Björn Borg era y sería el mejor tenista. Pero no estaba convencido de que Yashin fuera el mejor arquero de todos los tiempos, porque nunca lo había visto, ni a él ni al sombrío Dínamo de Moscú.

          Allá donde estoy solo, la verdad más esencial es que quiero que Yashin haya sido el mejor arquero del mundo, que se haga de una vez justicia con el abstracto Dínamo, imposibilitado de jugar la Copa Intercontinental por determinación injusta del Kremlin fantasmal, destronar a Fillol, consagrar su claudicación frente a la estepa negra y pretérita; pero no me sale, no puedo sino creer que Fillol es y será el mejor de todos los tiempos, el Pato Fillol arquero de River y de la Selección Argentina 78 y no la Araña Negra que por mi desidia no conozco, por mi gran desidia, por mi grandísima desidia. La araña vuela en el pasado inconmovible anterior a mi nacimiento siniestro, pero yo sé muy bien que Fillol atajó seis penales cuando jugaba en Quilmes y tengo una tristeza que no me deja averiguar dónde y cómo la araña, en tanto nadie puede salir de Moscú y yo tampoco y Fillol no se va de River Plate, amor que habría que aprender y que no puedo y pago con angustia que atemoriza y que vuela hacia los vulnerados y paupérrimos rincones de mi habitación y del mundo, vuelo torpe de pájaro bobo que palmotea a despecho de la gloria de Yashin, sombra ficcional más poderosa que la esencia, la araña negra del sacrificio esencial, el invicto dentro de cuyas manos enormes todo queda atrapado.

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