martes, 23 de diciembre de 2008

LÁSTIMA QUE NO LO PUEDA COMPARTIR



          Uno de los mejores sketches de Carlos Balá (gracias a Dios, más Balá que Carlos), era el del niño que hacía bromas por teléfono. Por ejemplo, llamaba a una verdulería y preguntaba: “Señor, ¿tiene lechuga fresca?... ¡Entonces abríguela, porque se le va a resfriar!” Entonces cortaba y se reía así: “Sasása sasasasása sasása”.

          Entre las risas, se lamentaba de un modo genial: “Lástima que no lo pueda compartir”. Para el personaje, la broma ingenua e impune configuraba una situación ideal, excepto por el detalle de que no había con quién reírse.

          Esa invitación a la alegría antes que a la di-versión es el fogón y el resumen de todas mis esperanzas. Es cierto que no hay nada intrínsecamente malo en reírse solo, pero la historia, las costumbres, han dotado con cierta razón a este esplendor privado de alguna brisa de cuestionamiento ético (el que se ríe solo, de sus travesuras se acuerda). La risa social, en cambio, importa el regocijo de la aceptación del Otro, el intercambio de felicidades acorraladas que dimanan de la sola dimensión personal en busca de una Humanidad posible. En suma, la compresencia de Ortega y Gasset: ya percibida su interioridad, el hombre trasciende hacia el Otro, a quien capta del mismo modo, y asume la realidad dichosa de ser contemplado por él. A partir de allí, superada toda singularidad, el ser irradia hacia quien confirma su existencia, y entre compresentes se construye el camino virtuoso de la vida.

          En estas alturas del año, alturas de colina desértica, lamentamos la sobreabundancia de esplendores sólo individuales, el nadie donde debiera haber el o el todos.

          Por eso, a pesar de las parvas de tarjetas de salutación, de los votos colectivos de prosperidad en estándar y hasta de la aparición de los humildes servidores recaudadores de propinas, resurge como una verdad incontestable, inmune a la apatía y a la individualidad colectiva, la letra del talentoso adagio: Lástima que no lo pueda compartir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que suerte k a pesar de la distancia y tantas cosas k nos separan... este medio si sea una excelente forma de compartir lo mejor del Doc.

Un amigo suyo, un fan y ahora, lector asiduo.

Feliz Navidad, si es k todavia existe.

Dieguite Sambora.
Ese k hace chingui chingui.

Casandro dijo...

Sambora, cómo agradecer esto... Gracias a Ud., espero satisfacerlo siempre. Feliz Navidad.