miércoles, 22 de octubre de 2008

EL DATO (XII)



  • Para Jaspers, uno de los motivos que llevan al hombre a filosofar es el enfrentamiento con situaciones límite.


  • No es el caso de la clase media porteña, que sólo incursiona en rápidas y despreocupadas divagaciones cuando cree salvada la integridad de su ideario de logros (hijos-trabajo-casa-automóvil-familia sin enfermedades). En estos veloces diálogos, que suelen darse durante la sobremesa de los domingos y finalizar antes de las cuatro o cinco de la tarde -cuando por alguna razón las mujeres exigen el retorno a la casa- suele también concluirse que la verdad está en las pequeñas cosas de la vida.


  • Las situaciones límite que anota la clase media porteña son las siguientes:

                                  1) Muerte de un hijo propio.
                                  2) Pérdida del empleo por despido.
                                  3) Debacle de la economía nacional.
                                  4) Choque del automóvil propio.


  • De ellas, sólo las dos primeras despiertan, pocas veces, la vocación por la lectura de algún librito de metafísica moderna, de esos que intentan formar certezas acerca del estado angélico y la continuidad de la vida después de la muerte.


  • Las dos restantes motivan en la clase media porteña la necesidad de lo que sus integrantes llaman "obrar con cuidado y con inteligencia", que en la práctica consiste en tomar apresuradamente decisiones de ventaja relativa respecto de sus semejantes, y a la vez en no dejarse embaucar por otros de su condición, de acuerdo con ciertos códigos de verdad callejera.

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