martes, 16 de septiembre de 2008

MISCELÁNEAS DE LA DENTICIÓN

  • Después de tener que ir a sacarse sangre,el trámite más corriente relacionado con la salud es, para la clase media porteña, tener que ir al dentista.


  • Salvo las mujeres en etapa de habilidad sexual -que se higienizan los dientes tres o cuatro veces diarias-, el resto de este estamento se cepilla los dientes sólo dos veces al día: al levantarse y antes de acostarse. No lo hace después de las comidas ni luego de la siesta dominical o sabatina.


  • La clase media no concurre al dentista sino cuando es evidente que padece una caries. La única excepción es la consulta por colocación de correctores.


  • La clase media ha creado el singular carie. En cuestiones de ortodoncia, mientras los menos adinerados utilizan la voz aparatos, los oficinistas con cierta estabilidad en sus empleos dicen brackets.


  • Estéticamente, la mujer acepta el desorden dental del hombre, pero no sucede lo mismo a la inversa. La falta de un incisivo en una mujer es motivo de instantáneo rechazo por el hombre, inclusive si esta carencia se manifiesta durante una entrevista laboral: la mujer sin alguno de sus incisivos -en especial los superiores-no es contratada.


  • Los sistemas de medicina prepaga a los que adhiere la clase media porteña no cubren las prestaciones relacionadas con curaciones odontológicas, cualquiera sea el monto de la cuota mensual. Se exceptúan la extracción de piezas y el arreglo de caries.


  • Al igual que en algunas tribus africanas, muchas madres cuelgan en collares o guardan los primeros dientes caídos de sus hijos, engarzados en bases enchapadas en oro.


  • Si bien cada vez que un hombre común concurre al dentista observa que las salas están abarrotadas de pacientes, la clase media no fomenta en sus hijos el estudio de la Odontología. Las principales razones esgrimidas por los padres son: se trata de una carrera muy cara; para ganar bien hay que arreglarse con las obras sociales, ya no va más el dentista de barrio; es muy caro ponerse un consultorio.


  • La prestación odontológica de mayor complejidad es, para este estamento, el denominado tratamiento de conducto, que obliga a los pacientes a tener la boca abierta un montón de tiempo. Se sabe que después del tratamiento de conducto hay que ponerse una corona.


  • Durante la llamada vida en pareja -uniones concubinales o matrimoniales-, es bastante frecuente que el varón ingrese al baño mientras la dama se está cepillando los dientes. Esta incursión indebida, sin embargo, es tolerada por la mujer, tal vez como una extensión simbólica de la penetración. El hombre siente así que la privada intimidad de su cónyuge o concubina es, asimismo, el ámbito natural en el que su virilidad campea.


Si tiene Vd. más de 30 años, observe la imagen cuidadosamente y responda: ¿Cuáles de las piezas que se muestran le faltan? ¿Posee Vd. una dentición completa? ¿Es éste para Vd. un dato de interés?

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