lunes, 22 de septiembre de 2008

GÍGLICO DE CUARTA

          Les juro por lo más sagrado que tengo, que es la memoria de (sob)... que a los dieciocho años quise escribir en gíglico, sin saber que ese idioma ya existía. Le habrá pasado a cualquiera, pero a mí también. No había leído ni siquiera un cronopio de postal.
          Las únicas dos cuartillas que sobrevivieron son las siguientes y datan de 1985:


Una de Manucho, Pilote y Acarina


          La manícosa revistea colamente en su olote. Simcamente, su coco pelado acototina en la pola. Y sí, es la cocoa. Esa lapicerísima cocoa que palmerea ociosamente en la playa cuadrada. Esa cocoa que linea su plúqueta poroba y se retuerce espotamente en derredor del seo.
          Manucho observa, acado su espléntero, y trata de ocorrecotizar el alicaído cero. Pero aquella cocoa traiciona, y deja caer su porota en el seto de Manucho, que apitarrea por el abismo tonelero. Así las cosas, Pilote lo ve, y corre en su auxilio, pero tropieza contra el coco pelado de la manícosa, que se había mal desprendido de su olote para potetar con un chocho de moto.
          Queda entonces Pilote a merced de la bienamada sola de la coleca.
          Todo lo que hace Acarina (que se encontraba amenorrando un gruesísimo cañodón) es acudir en ayuda de Pilote, pero queda enganchada en la cocoa. Y a pesar de sus áccidos esfuerzos por zafar, quedan Manucho, Pilote y Acarina inmovilizados, hasta que la orca monga de un piolín destruye todo y los libera.
          -¡Óccitu! -exclaman a dúo los tres, y, muy contentos, celebran el coteo con medio vaso de leche.


Una de Manucho, Pilote y Acarina (II)


          Sale la mondera sobre el coco osteado. Ruge el popoteón en la carma pipa. Sube sin caquera bajo el mono hito. Por todo eso, Manucho se pepolea de guerra. Pilote da el apoyo logístico, y Acarina automatea detrás. Es el pipoperón del combate.
          La primera línea avanza a los pepinos. Sus archoteras armas queserecaquetorean subtemente. Corren todos como margótidas en extinción, pero algunos caen. Y es inevitable que la pérdida sea colera.
          La segunda línea recibió orden de peleterear en el déximeco frente, por lo que se hace llegar por canal de piotos subordinados, un minutal debidamente afortusaconeado.
          La zona de última línea forma un nenicoquico impresionable, lo que hace que se reviente la jaula enquerida del michochechilero.
          A todo esto, con razón o sin ella, en busca de vida y de mejores picochometos, Manucho al frente, Pilote portando un arquico y Acarina llorando una carcoca, se alejan tristemente por el camino del Este, que los llevará (si el autostop sigue siendo viable en estas circunstancias), a un pópulo nuevo y constante que, esperan, no se coseretoquee como éste.



Sí, ya sé, ya sé. Ya séee, ya sé.

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