viernes, 16 de mayo de 2008

BABY, DON'T HURT ME


¿Qué festeja este ejemplar de oficinista, este arquetipo de "hombre común"? ¿La consagración de su ideario?

¿Es cierto que este tomador de créditos para fines cotidianos vendió todas sus pertenencias y colocó el dinero resultante a plazo fijo? ¿Por esa razón sólo aparenta contar con la aprobación de su padre, que allende el vidrio respeta la decisión del hijo que progresa abrazándose al estándar? ¿Por qué no está la madre del danzarín? ¿Acaso porque, como elemental norma de supervivencia, "no se sentiría tan segura" de confiar los ahorros a un banco que hace poco más de sólo seis años no los devolvió jamás y a nadie, imposible de persuadirse incluso a partir de la explicación del empleado celebrante, rayana en la subnormalidad? ¿O porque, como también predica el imaginario clasemediero, "las mujeres no saben nada de esto"?

No dudemos, a juzgar por la freudiana media-escalera que lo secunda, que este protocalvo habrá determinado su nimia prole al menos bajo la forma de uno o dos de esos mocosos de serie cuyos ojos nada dicen... ¿Qué dirá entonces su esposa, abandonante como muchas otras de la estética de los músculos por la atracción del empleo y del salario mensual, ahora que Sebastián nos dejó "la casa pelada"?

¿Acaso el desmantelamiento del hogar es una variante de la rebeldía que no ejercita en su aséptico puesto de trabajo, sostenido a fuerza de obsecuencias, fusilamientos de principios y concesiones capitales? ¿El banco anunciante propone encauzar la rebelión, trocar la ebullición de la sangre por la ansiedad de la fecha de cobro? ¿O es que verdaderamente volverán a defraudar al desbordado de la imagen con anuencia de la ley, conminándolo a la pérdida definitiva de sus muebles y lo que es peor, de sus electrodomésticos?

Esa explícita coreografía plagada de gestos de tomar "dinero de aire"... Y esas pilas de billetes creciendo al ritmo de la danza de la medianía, no en el ball room, sino en una caja lejana... ¿Qué relación hay entre la espera de la renta exigua y la de los hijos, concebidos ambos como "frutos" sociales?

Señores, están todos los símbolos, uno a continuación del otro. La historia volverá a mostrar cómo también, uno a uno y como patitos de feria, tantos y tantos padres de familia volverán a pedir justicia, así ataviados de oficina, frente a las cámaras de la televisión.

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