Una de las formas de manifestación más sutiles que demuestran la ausencia del Otro es la falta de un participante en la situación de comunicación que reelabore el mensaje y vuelva a emitir otro con contenido, de modo que esa situación venga a edificarse como un encuentro con el prójimo más que con alguna otra cosa inanimada, indiferente o inútil.
Precisamente de esto hablaba por teléfono hace unos minutos, en los siguientes términos: "Creo que el psicólogo no es más que un interlocutor válido".
-¿Eh?
-Te contaba lo del psicólogo.
-No, pero no se escucha.
-Lo del psicólogo.
-Sí, el psicólogo te va a servir, yo creo que sí...
-No, pero no te decía eso, te decía que el psicólogo es para mí un interlocutor válido.
-¿Eh?
-¿No entendés?
-Es que CREO que no se escucha.
-Está bien, hablamos más tarde.
-Bueeeeno... te llamo, chau.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario