jueves, 28 de agosto de 2008

AGLIO OGLIO

y da más pena ahora, cuando todo está tan muerto, vení que están celebrando acá a la vuelta, abrazame mi amor y entonces ese olor repulsivo a restaurante, venías de un restaurante y olías a churrasco, a parte babosa del huevo, me abrazabas queriéndome y tan pocas semanas y de súbito descubría que eras como yo, que tenías también tus miserias, que te alcanzaban las cosas del mundo sin remedio, que después vendría la risa de completitud, la angustia de por qué me voy, por qué te vas tantos meses después, años, qué te hice, olor que te devolvía al erial humano, alcanzada por el morrón decorativo y la saliva en la comisura, insertada en el asunto cotidiano aunque después te acicalaras y me amaras con poemas de otros y con entresoñados ojos tuyos cansados de esperar, tus efluvios de cantina sobreviviendo a todos tus abrigos, dueños de tus rictus, de tus razones desesperadas, de tu silencio estoico después de ese marzo póstumo en que por última vez pusiste a lavar las sábanas.

No hay comentarios.: