Beberemos en el cráneo del traidor
y con sus dientes haremos un collar,
de sus huesos haremos flautas,
de su piel haremos un tambor;
entonces, bailaremos,
y con sus dientes haremos un collar,
de sus huesos haremos flautas,
de su piel haremos un tambor;
entonces, bailaremos,
decían los Incas.
Ilusión de revanchas, sed de justicia NUNCA saciada.
Dios no es justo; Dios no tiene voluntad, porque es todo, y al Que Es todo no le falta nada. Dios, entonces, no puede querer, y mucho menos puede querer ser justo.
Sí estamos solos.
(Imagen: pintada en una pared mexicana, extraída del excelente Rincón de Yulifero)
2 comentarios:
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Pues qué manera de refutar la conclusión del artículo.
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