jueves, 22 de enero de 2009

GEMAS DE LA MUDANZA

          En febrero de 2002, cuando la totalidad de la clase media porteña se agolpaba en las puertas de los bancos chorros exhibiendo hijos y papeletas a fin de que le devuelvan los depósitos -bochornosa gestión no obstante la cual el estamento volvió a confiar los ahorros a las mismas entidades, una vez restituidas las sumas judicialmente defendidas-, cierto grupo de jóvenes desconocidos editó con rudeza de imprenta coyuntural el segundo número de una publicación de entrega gratuita llamada La Siesta de los Faunos, que circulaba por el Oeste bonaerense y delictuoso, frente a la multitudinaria indiferencia de propios y ajenos.

          Entremezclada con boletas de servicios y papeles a los que había otorgado alguna vez algún valor de archivo -y que ya están incinerados- resalta esta ironía muerta que un tal Max Paczy -a quien le está destinado un pedacito de cielo- tituló Séneca y Cía. :


Primero se llevaron a los pitagóricos, pero no nos importó,
porque nosotros no éramos pitagóricos.

Después se llevaron a los cínicos, pero no nos importó,
porque nosotros no éramos cínicos

Ahora nos llevan a nosotros, los estoicos, y ya es demasiado tarde...
pero tampoco nos importa.



          Revueltas del tiempo que, como azadones casuales, extraen gemas del potrero infértil en que quiso yacer el horrible pasado.


Pequeño cuestionario para un clase media de manual:
1) ¿Le recuerdan las líneas transcriptas a alguna otra cosa que alguna vez haya leído?
2) ¿Qué valor significativo tiene la última estrofa?
3) Si ha logrado contestar la primera pregunta, ¿podría Vd. explicar en qué elementos radica la mordacidad del poema salvado del olvido?

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